El ferrocarril protagonizó, junto a la navegación a vapor, la revolución de los transportes que acompañó a la primera Revolución industrial. Este nuevo medio de locomoción, facilitó la concentración de medios de producción y población que dio lugar al extraordinario proceso de urbanización que tuvo lugar en Europa y Norteamérica durante el siglo XIX. Desde entonces, la interacción entre la red ferroviaria y el sistema de ciudades ha sido constante, jugando un papel incuestionable en el desarrollo y transformación urbana.
La tardía industrialización y despliegue de la red ferroviaria en España, se produjo aún con más retraso en Galicia. Cuando se inician en 1863 las obras de la estación de Vigo, la ciudad aún vivía encerrada en su recinto amurallado y apenas alcanzaba los 20.000 habitantes. El emplazamiento proyectado, en las afueras de la ciudad al pie de la carretera de Ourense y de Castilla (hoy Rúa Urzáiz), quedaba entonces a un kilómetro de distancia del núcleo urbano.
Desde entonces, el extraordinario crecimiento de la ciudad, especialmente entre los años 40 y 80 del pasado siglo, extendió la trama urbana a lo largo del frente litoral, abrazando en su expansión hacia el noroeste la estación y la infraestructura ferroviaria, hasta convertirlas en un enclave en el corazón de la ciudad que se ha ido degradando con el paso del tiempo, por la obsolescencia de las instalaciones y del propio servicio ferroviario.
La modernización de la red ferroviaria en Galicia, que se inicia en el nuevo milenio, con el impulso del Eje Atlántico de Alta Velocidad y la llegada del AVE a Galicia, supuso una oportunidad para reformular tanto el sistema de movilidad no solo de la ciudad y su Área Metropolitana, sino del conjunto de la Eurorregión, como la integración de la infraestructura ferroviaria en la estructura urbanística de la ciudad. Integración en la que la concepción de la nueva estación intermodal desempeña un papel clave.
El entendimiento y la colaboración entre las administraciones, hicieron posible que las principales demandas planteadas desde la ciudad, muchas de ellas recogidas en el añorado Plan General de 2008, tuviesen acogida en los distintos proyectos en los que se desarrolla el conjunto de actuaciones, que se articulan en torno a la llegada de la Alta Velocidad a Vigo.
Con la solución del acceso ferroviario norte a la estación en túnel desde As Maceiras, la traza ferroviaria ha dejado de ser un obstáculo a la permeabilidad transversal en gran parte de la ciudad, posibilitando la sutura de la trama urbana.
El descenso de cota del cajón ferroviario de la estación, hace posible la continuidad de la vía en la demandada salida sur. Por su parte, la construcción de la nueva terminal de autobuses y la remodelación de los accesos viarios y el enlace con la AP-9, supone la integración de la intermodalidad convirtiendo a la nueva estación en el principal nodo de transporte de viajeros del Área Metropolitana y uno de los más importantes de Galicia.
El conjunto de estas actuaciones supone una trascendental transformación de la ciudad, que se culmina con la construcción del Centro comercial VIALIA Estación de Vigo, que alberga la estación de Alta Velocidad, una imponente obra de arquitectura e ingeniería construida sobre el cajón ferroviario, llamada a constituir un símbolo de la ciudad.
El Centro VIALIA Estación de Vigo, constituye una gran puerta de acceso a la ciudad, situada en su mismo corazón. Concebido como un centro de servicios en el que se integran los usos ferroviarios con usos comerciales, de ocio y culturales, constituye un gran equipamiento al servicio no solo del viajero, sino de toda la ciudad, en cuya trama se integra.
El edificio fue proyectado el prestigioso arquitecto Thom Mayne (Morphosis; Premio Pritzker 2005) con el objetivo de integrar en una gran unidad espacial, los usos ferroviarios y usos comerciales, garantizando unas óptimas condiciones de funcionalidad para cada uno de ellos. Así, se dota a la actividad ferroviaria, de un espacio óptimo con accesos directos accesibles y recorridos claros desde el exterior, y de una gran funcionalidad en las actividades propias de una estación (venta de billetes, información, consigna y usos asociados).
Por su parte, la actividad comercial, con 43.000 m2 de SBA, se organiza en un espacio diáfano que se desarrolla en dos plantas a lo largo del mall. Tres plazas interiores conectan estos espacios, y en las que se ubican los núcleos de comunicación vertical. La plaza central o atrium, espacio más representativo del centro, comunica verticalmente todos los niveles desde la plaza hasta los andenes de los trenes, mediante un espectacular diseño de escaleras y formas, orientadas al gran ventanal de la fachada norte, que proporciona luz y vistas al corazón del Centro.
Sobre la cubierta del edificio, se crea una gran plaza enrasada con Vía Norte desde la que se puede disfrutar de una magnífica vista sobre la ría. En esta plaza, se sitúa uno de los accesos al Centro VIALIA además de los espacios necesarios para las instalaciones técnicas de la edificación y locales para usos complementarios, como la de restauración. Este espacio público, constituye un elemento esencial en la integración urbana del Centro VIALIA: Los 23.000 m2 de espacio libre público generados, en la que se disponen amplias áreas ajardinadas e instalaciones para el ocio y la práctica de actividades deportivas, constituyen una de las mayores dotaciones de este tipo en el centro de la ciudad, de las que hasta ahora carecía la numerosa población de la zona.
El otro acceso al Centro VIALIA, se encuentra en la remodelada Praza da Estación, en uno de cuyos frentes se ha reconstruido la fachada de la antigua estación ce trenes. Desde la Praza da Estación, se accede además a un núcleo de comunicación vertical: ascensor, escalera y escalera mecánica, que permite la conexión directa con la estación de autobuses y desde el que se accede directamente al aparcamiento del Centro, dotado con 1.500 plazas, que darán servicio tanto para el uso ferroviario como para la actividad comercial.
La cubierta del atrium central, en forma de barco, y la espectacular fachada metálica de formas fluidas, que a lo largo de más de 400 metros cierra el edificio por el norte y envuelve el frente de la Praza da Estación, acentúan de forma sobresaliente el carácter de edificio singular del Centro VIALIA, proporcionando una imagen icónica, que sirve de carta de presentación de la ciudad a quienes llegan a Vigo por la autopista AP-9.
La extraordinaria complejidad técnica de la obra ha sido resuelta con brillantez por la promotora, la empresa inmobiliaria Ceetrus; las empresas constructoras y los técnicos que han participado en su diseño, desarrollo y ejecución. Brillantez que es visible tanto en el rigor de la ejecución de la obra gruesa, como en el cuidado de los detalles y acabados. Igualmente destacable es el compromiso de la promotora con la sostenibilidad que ha llevado al Centro VIALIA a obtener el Certificado Breaam de construcción sostenible.
Por todo ello el Jurado considera sobresaliente el mérito de esta promoción, que le hace sin duda acreedora de su distinción con este premio.