San Petersburgo

Manuel Fernández Díaz
Director de Viajeros del Mundo

La ciudad rusa de San Petersburgo, contra la idea generalizada, no toma su nombre de su fundador, el zar Pedro I, sino del apóstol Pedro. La fortaleza, origen de la ciudad, tomó por un breve periodo de tiempo el nombre de Sankt-Pieterburch, cambiando posteriormente a Sankt-Peterburg. 

Esta gran ciudad situada sobre la desembocadura del río Nevá en el golfo de Finlandia, y en la actualidad está habitada por más de cinco millones seiscientos mil habitantes, siendo la segunda ciudad más poblada e importante de la gran Rusia, solo superada por su capital, Moscú. La gran cantidad de ríos y canales que la atraviesan, la ha llevado a ser también conocida como la «Venecia del Norte», y es considerada una de las capitales culturales de Europa y del mundo (ópera, ballet, música, museos, Academia Imperial de las Artes, etc.), y sin duda, una de las mas bellas.

Probablemente, en otro entorno político, estaríamos hablando de una de las ciudades más visitadas y deseadas del mundo.

Museo del Hermitage

Fue fundada, creada e ideada por el zar Pedro I el Grande en mayo de 1703, con el objetivo de convertirla en la «ventana de Rusia hacia el mundo occidental», y convertirla en la capital del Imperio ruso durante más de doscientos años. Toda la alta aristocracia rusa, si deseaba considerarse amiga del Zar, debería construir en la nueva Petrogrado (la ciudad de Pedro) un gran palacio, y colaborar con el zar, al embellecimiento de su soñada gran capital. 

A finales del siglo XVII, Rusia veía estancado su crecimiento económico por no tener salida al mar. El sueño del joven zar Pedro, era corregir la situación abriendo una “ventana a Europa”. Dado que no podía hacerlo por el sur, pues el Imperio otomano impedía el acceso al mar Negro, apuntó en dirección contraria, a un territorio de Suecia cercano al Báltico. A fin de materializar sus aspiraciones, en agosto de 1700 declaró la guerra a los suecos, Guerra del Norte, quienes al principio lograron repeler sus ataques. En octubre de 1702 los hizo retirarse del lago Ládoga, el mayor lago de Europa, que está unido por el rio Nevá al Mar Báltico, y del que dista solo 60 km. Así, en mayo de 1703, puso la primera piedra de lo que hoy se conoce como la Fortaleza de San Pedro y San Pablo, origen de la actual San Petersburgo.

Cuando estalló la Revolución rusa, la ciudad fue el centro de la rebelión. En marzo de 1918 la capital fue trasladada a Moscú. Petrogrado cambió su nombre en enero de 1924: tras la victoria bolchevique, la creación de la Unión Soviética (1922) y el fallecimiento de Lenin (1924), su nombre fue cambiado a Leningrado, en honor al dirigente comunista Lenin. La Segunda Guerra Mundial, hirió profundamente a la ciudad, que durante 29 meses sufrió el llamado “sitio de Leningrado”, durante los cuales los alemanes bombardearon constantemente la ciudad y la bloquearon para que no pudiera abastecerse. Tras la derrota de Alemania en 1945, la ciudad fue nombrada “Ciudad Heroica” por las autoridades soviéticas. Al desaparecer la URSS, con el consiguiente colapso del comunismo, la ciudad se renombró como San Petersburgo, convirtiéndose en importante centro económico, político y cultural de la actual Rusia.

Museo del Hermitage

La residencia oficial de los Zares, el Palacio de Verano, se construyó en 1710, y dos años más tarde, la capitalidad pasó de Moscú a San Petersburgo, y con ella muchas dependencias oficiales. Así, la Casa de la Moneda en 1724, y aquel mismo año se colocaron en la Fortaleza de Pedro y Pablo los cimientos de la catedral de igual nombre, cuya imponente aguja dorada sobresale sobre todo el entorno urbano. También se erigió a orillas del Nevá el Palacio de Invierno, que fue reedificado en diversas ocasiones, hasta levantarse en su lugar el actual, que cuenta con unas mil cien habitaciones y que forma parte de archiconocido e impresionante museo estatal Museo del Hermitage.

En su primer decenio, la ciudad tuvo un crecimiento absolutamente enorme, llegando a levantarse más de 34.500 edificios, no solo civiles, sino también religiosos. 

San Petersburgo se asienta en una especie de gran delta sobre el Golfo de Finlandia, a orillas del Mar Báltico, y está atravesada por 42 ríos y canales, que la hacen merecedora del sobrenombre de la Venecia del Norte; la gran cantidad de palacios, puentes, islas, canales y ríos, le hacen justicia con este apodo. Y sobre todos ellos, el magnífico río Neva que desde el Lago Ladoga recorre 74 kms para desembocar aquí, tras atravesar la ciudad, que en este punto alcanza su anchura máxima de 1250 metros. En la orilla opuesta, sobre la isla de las Cabras, se muestra la Fortaleza de San Pedro y San Pablo, corazón histórico de la ciudad, y primera construcción fortificada de Pedro I en el año 1.703, a partir de la cual construyó su ciudad.  Si se continua el paseo, se alcanzan las Torres Rostradas, así llamadas por estar decoradas con los rostros de los barcos vencidos, y que durante siglo y medio actuaron como faros.

De inmediato se puede visitar la catedral de San Nicolás, patrón de los marineros; como dato curioso, es quizás la única catedral que tiene balcones en su fachada.

Pero, sin lugar a dudas, una de las más bellas visitas que se deben realizar en esta ciudad es la fantástica Plaza del Palacio, la plaza central de San Petersburgo y del antiguo Imperio ruso, donde tuvieron lugar acontecimientos como el Domingo Sangriento (1905), o la Revolución de Octubre (1917). Su edificio más antiguo y célebre es el Palacio de Invierno de los zares, de mediados del siglo XVIII, de estilo barroco blanco y azul. Actualmente, el Palacio de Invierno da cobijo al Museo del Hermitage, uno de los 3 mayores del mundo. Su contenido es extremadamente vasto y diverso, comprendiendo más de tres millones de piezas de arte y objetos de historia. La colección abarca desde antigüedades romanas y griegas hasta arte oriental, pintura occidental, arte ruso, joyas, armas y objetos arqueológicos. Tratar de hacer un resumen de su inigualable contenido sería toda una osadía… pero en un mal intento podríamos incluir: la Madonna Litta de Leonardo da Vinci;  el Almuerzo de Diego Velázquez; el Retrato de Dama en Azul de Thomas Gainsborough; la danza de Henri Matisse; el Reloj Pavo Real: Un reloj ornamental de gran belleza y complejidad que fue presentado a Catalina la Grande, o grandes tesoros escitas de oro, objetos preciosos de oro hechos por artesanos escitas y griegos.

Plaza del Palacio

Al lado opuesto se halla el edificio del Estado Mayor de 1819. Esta construcción en forma de arco y estilo Imperio, cuenta en el centro con un arco de triunfo doble, coronado con una cuadriga romana. La obra fue ordenada por el Alejandro I de Rusia, que la imaginó como un enorme monumento tras la victoria rusa contra Napoleón Bonaparte. En la mitad de la plaza se halla la Columna de Alejandro, construida en granito rojo, con 47 metros de altura.

A partir de la Plaza del Palacio, con la catedral de San Isaac al frente, se puede comenzar un relajado paseo por Nevski Prospect, la principal avenida de San Petersburgo y una de las calles con mayor historia en el mundo. Con cuatro kilómetros de largo, muestra un sinfín de contrastes entre puentes, palacios, cafés, restaurantes, tiendas, museos y librerías hasta el Monasterio de Alejandro Nevski 

Siguiendo la calle, se atraviesa el puente Pantelei Mónovski sobre el río Fontanka, también conocido como el Canal de la Lavandería. Entre las joyas arquitectónicas que rodean este canal, podrán encontrar reliquias de la arquitectura barroca como: el Palacio Sheremétiev, el Palacio Beloselski, el Palacio Shuválov y la Iglesia de San Panteleimon. En este puente se puede establecer la frontera entre el San Petersburgo del siglo XVII, a la izquierda, y el del siglo XVIII a la derecha   

Como no podía ser de otra forma, en el tramo más caro de esta famosísima avenida Nevski aparece una soberbia tienda de nuestra internacional Zara, aquí como en otras partes del mundo, compartiendo espacio con las más prestigiosas firmas.

Justo en el punto medio de la avenida se halla el rehabilitado edificio Singer, precioso edificio construido a principios del pasado siglo XX como sede de la fábrica de máquinas de coser, y actualmente ocupado por una famosa librería.   Y justo enfrente, la catedral y basílica de nuestra Señora de Kazán, la principal de San Petersburgo, en honor de la Virgen de Kazán con el Niño, quizás el icono más venerado de toda Rusia. El templo fue construido a partir de1801 por el Emperador Pablo I, que ordenó construir la catedral según el modelo de la Basílica de San Pedro en Roma, con una columnata exterior de 96 columnas. En su interior se encuentra el milagroso icono de la Virgen de Kazán, autentico símbolo de la fe rusa. Esta catedral fue percibida por sus contemporáneos como un monumento a las victorias militares de los rusos en la guerra contra Napoleón. Actualmente el culto es continuo en su interior, y son muchos los rusos que se acercan a besar el icono de la Virgen con el Niño.

Iglesia del Salvador Sobre la Sangre Derramada

Tras salir el interior de la catedral de la Virgen de Kazán, podrán abandonar la famosa Nevski Prospekt (la avenida Nevski), y continuar el paseo a pie paralelo al famoso canal Griboyé Dova, que hasta el año 1923 estuvo dedicado a la emperatriz Catalina II, y a partir de entonces tomó el nombre del dramaturgo y diplomático ruso Aleksandr Griboyedov. La calle supone una de las más famosas de San Petersburgo, pues al final de la misma se halla la bellísima iglesia del Salvador Sobre la Sangre Derramada, quizás la más bella iglesia de la ciudad.  La Iglesia del Salvador sobre la Sangre Derramada o Iglesia de la Resurrección de Cristo, situada en la orilla del canal Griboyédova. Fue construida sobre el lugar donde el zar Alejandro II de Rusia fue asesinado, víctima de un atentado el 13 de marzo de 1881.  Durante la Segunda Guerra Mundial y el bloqueo de la ciudad, una bomba cayó encima de su cúpula más alta; no explotó y quedó alojada e ignorada durante 19 años dentro de la cúpula, hasta que fue hallada por unos obreros que reparaban goteras.  Fue entonces cuando se decidió comenzar su restauración. Tras 27 años de restauración, fue inaugurada como museo estatal donde los visitantes pueden conocer la historia del asesinato de Alejandro II. Su construcción se inició en 1883, y el plan de la iglesia es una estructura compacta de cinco cúpulas, que se completa con tres ábsides semicirculares en el parte este y un enorme pilar como la torre de campana en el extremo oeste. El techo de carpa octogonal de la torre ocupa la posición central. 

En la actualidad el exterior de la iglesia, frente a los jardines del parque del museo ruso, es uno de los lugares favoritos de los habitantes de san Petersburgo, y es frecuente asistir a conciertos espontáneos de magníficos músicos  

Pero si el exterior del edificio impacta por su originalidad y colorido, con un estilo absolutamente ruso, no menos sucede con su interior. Tras la exhaustiva restauración que la mantuvo cerrada desde 1980 hasta 1994, actualmente puede disfrutarse de una autentica obra de arte en estructura y mosaicos, que impresionara a cualquiera que lo contemple.  En el interior de la Iglesia de la Resurrección, se halla una de las mayores colecciones de mosaicos monumentales de Europa, ordenados en línea con la concepción teológica de la iglesia. El techo de la cúpula se llena con la imagen de mosaico de Cristo Pantocrátor, y en su parte central, en sus paredes y bóvedas, hay representaciones de escenas de la Sagrada Escritura, desde la Natividad hasta la Asunción de Cristo. Los pilares de la cúpula presentan más de 200 imágenes de iconos de los partidarios de la iglesia – los hombres venerables, mártires y apóstoles, entre ellos el Príncipe Vladímir de Kiev y la princesa Olga, el noble Fedor, y el líder y santo ruso de la iglesia ortodoxa durante el siglo XIII, Alejandro Nevski.    

Catedral de San Isaac

Continuando con la monumental ciudad, aconsejaríamos atravesar la Plaza de los Decabristas, enorme y reluciente plaza, rotulada en verde, con una famosa estatua ecuestre del tan ensalzado Pedro I el Grande. Justo detrás de él, alta, y majestuosa, ya podrán contemplar la cúpula de la gran catedral de San Isaac, sin duda, otro de los símbolos inconfundibles de esta impresionante San Petersburgo. Tras sus impresionantes Puertas de Bronce, con un peso cada una de 10 toneladas, penetramos en la iglesia museo de San Isaac, obra del arquitecto francés Montferrand, el templo ortodoxo más grande del mundo. Su altura es de 101,5 m., y cupa un área de 10.000 m2, pudiendo dar cabida a 12 mil personas, y que es reconocible desde 20 km de distancia. En 1802 Brenna terminó la edificación, pero la iglesia causaba una impresión de obra inconclusa. entonces al poco tiempo surgió un nuevo y grandioso proyecto. La iglesia volvió a desmontarse, y en 1818 se empezó la edificación por proyecto de Montferrand. 40 años después, en 1858, la catedral estaba terminada. Las imágenes más celebradas son las de San Isaac de Dalmacia y la de Pedro I El Grande.

En el altar mayor, respondiendo al modelo ortodoxo, Cristo Redentor aparece al lado derecho, y su madre la virgen María ocupando el lado izquierdo. En la parte superior del pórtico norte puede verse la Resurrección de Cristo, y en el frontón este, el encuentro de San Isaac con el emperador Valente. 

Para encaramarse a la terraza exterior, será necesario escalar las 532 escaleras, hasta los 103 metros de alto, alrededor de la cúpula dorada, desde donde podrán contemplar una de las tres grandes plazas del entorno, la Plaza de San Isaac, con el Palacio Mariinsky al frente y la real estatua ecuestre en memoria de Nicolas I en el centro.

De regreso a tierra, podrán disfrutar de uno de los paseos más bellos a realizar a pie por el centro de San Petersburgo. Comienza en la ribera del río Moika, justo frente a la catedral de San Isaac y al palacio Mariinsky, y continúa siguiendo el recorrido urbano de este río, hasta su encuentro con la ya descrita Perspectiva Nevski, y siguiendo por ella, hasta la Plaza Real, los palacios del Ermitage, y por fin al gran río, el padre Neva.

San Petersburgo, atesora una riquísima tradición teatral y su famoso ballet, un destino clave para los amantes de las artes escénicas. La ciudad es famosa por el Teatro Mariinski, uno de los teatros de ópera y ballet más prestigiosos del mundo, y por el Ballet Mariinsky, una de las más importantes compañías de ballet clásico.

El Teatro Mariinski es un hito histórico de la cultura rusa y un centro fundamental para la ópera y el ballet. Fue conocido como Teatro de Ópera y Ballet Kírov durante la era soviética y como Academia Nacional de Ópera y Ballet antes de eso. Alberga dos edificios: uno histórico de mediados del siglo XIX y otro nuevo, inaugurado en 2013. 

Teatro Mariinski

Es reconocido por su arquitectura, su acústica excepcional y su amplio repertorio de óperas y ballets. Ofrece una variedad de espectáculos, incluyendo obras clásicas como «El lago de los cisnes» y «La bella durmiente», además de producciones de ballet contemporáneo.

El Ballet Mariinsky es la compañía de ballet clásica residente del Teatro Mariinski, fundado en el siglo XVIII y conocido como Ballet Imperial Ruso. Ha mantenido una tradición académica y ha contribuido significativamente al desarrollo de la técnica clásica del ballet. Es una de las compañías más importantes del mundo, con bailarines de renombre internacional.

Pero, además, San Petersburgo también cuenta otros importantes teatros:

El Teatro Mijáilovski es otro teatro de ópera y ballet importante, también con una larga tradición. El Teatro Palacio de Ballet (Comedia Musical) ofrece espectáculos de ballet clásico y comedia musical. El Teatro del Hermitage es un teatro más pequeño, pero históricamente importante, donde se pueden apreciar espectáculos de ballet. O el Palacio Nikolaevsky, que ofrece espectáculos folklóricos. 

San Petersburgo es, sin duda, una ciudad teatralmente vibrante, donde la danza, la música y el arte se combinan para crear experiencias inolvidables. Permítanme recomendarles, que, en su vista a esta fascinante ciudad, no la abandonen sin disfrutar de sus artes escénicas.

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