El Pazo Baión, en Vila Nova de Arousa acogió la gala de la décimo novena edición de los Premios del Colegio de Arquitectos –Premios COAG– con los que se distinguía a las mejores obras arquitectónicas y urbanísticas de Galicia.

La gala contó con la intervención de la decana del COAG, Elena Ampudia; del presidente de la Delegación de Pontevedra del COAG, Anselmo Villanueva; y de la conselleira de Medio Ambiente, Territorio e Vivenda de la Xunta de Galicia, Ángeles Vázquez; y fue clausurado por el delegado del Gobierno en Galicia, José Miñones Conde. 

Esta gala, presentada por la actriz y presentadora gallega Marta Doviro, se convirtió en un evento social, que reunió alrededor de doscientos convidados del ámbito de la arquitectura gallega, además de contar con la presencia de personalidades de los campos de la política, la empresa y la cultura de Galicia. Música y diversos espectáculos animaron a tarde, en la que el periodista gallego de TVE Xabier Fuertes entrevistó sobre el escenario a César Portela, arquitecto galardonado por su dilatada carrera profesional. Las distinciones –una figura guerrera en granito del escultor Francisco Pazos diseñada para la ocasión– fueron entregadas por figuras políticas y miembros de la Xunta de Gobierno y de las Juntas Directivas de las Delegaciones del COAG, y por cada categoría se proyectó un vídeo descriptivo con las obras finalistas.

El valor de la arquitectura gallega

La decana del Colegio de Arquitectos de Galicia, Elena Ampudia, señaló que los premios que se entregaban tenían por objeto poner en valor el papel de la arquitectura como conformadora del territorio en la sociedad gallega, una arquitectura que, según indicó, “da respuesta a las necesidades de cobijo, trabajo, educación, salud y entretenimiento de las personas a través de construcciones de calidad, integradas en el entorno de forma armoniosa y sostenible desde un punto de vista social y económico”.

En esta edición, la decana destacó la amplia representación de obras en las categorías de rehabilitación y reforma interior y, en cuanto a la rehabilitación, señaló que es necesaria para adaptar las ciudades a los requerimientos de la sociedad, no limitando las intervenciones al parque edificado sino ampliándolo a las infraestructuras que le dan soporte. “Es precisa una política de rehabilitación integral que vaya desde la ciudad, villa o aldea hasta el elemento más pequeño, la vivienda, adecuando los espacios a las nuevas necesidades que van generándose, como el envejecimiento de la población, el desarrollo tecnológico, el turismo de calidad, la reducción del uso de los combustibles fósiles, a través de un nuevo modelo de trabajo en el que se recuperen las técnicas tradicionales, la racionalidad, la forma de enfrentarnos al medio físico y el sentido común” –argumentó–.

Además de celebrar el buen hacer de los arquitectos gallegos, la Decana apuntó, en un contexto más amplio, que la profesión necesita de la ayuda y soporte de las Administraciones Públicas en la agilización de licencias, simplificación administrativa, claridad normativa, así como la eliminación de restricciones al acceso de concursos públicos.

César Portela y sus colaboradores imprescindibles: “No recuerdo hacer ninguna obra solo”

El Premio a la Trayectoria Profesional, entregado por la vocal de Junta de Gobierno, Ana Couto, y el presidente de la Delegación de Pontevedra del Colegio de Arquitectos de Galicia, Anselmo Villanueva, fue para César Portela (Pontevedra, 1937). Elena Ampudia manifestó que Portela es un ejemplo de arquitecto con una obra consolidad en el tiempo y que dio una respuesta idónea a las exigencias del momento. “Hoy es premiado por el conjunto de una obra que, desde lo local, aspira a dar respuestas universales” –subrayó–. Destacó entre sus obras más próximas la rehabilitación del propio Pazo de Baión y otras más lejanas como el puente Azuma en Japón.

César Portela agradeció “de todo corazón” a la Xunta de Gobierno del Colegio de Arquitectos de Galicia este premio a su trayectoria profesional, junta de la que él mismo fue primer secretario en la década de los sesenta junto a su grano amigo y primero decano del Colegio, Andrés Fernández-Albalat, y posteriormente con Xosé Bar Bóo liderando la entidad, así como con Juan González-Cebrián como presidente en aquella época del Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España, “tres grandes arquitectos y amigos mis artífices de la creación del actual Colegio de Arquitectos de Galicia”. Prosiguió con los agradecimientos, en este caso a sus colaboradores “imprescindibles” en el trabajo diario de toma de datos, conversión de una idea en proyecto o la dirección de obra. “No recuerdo hacer ninguna obra solo. Siempre tuve el apoyo de otro arquitecto o de otra arquitecta, de un aparejador o aparejadora, delineantes, o secretarias, o jefes o encargados de obra, sin cuya colaboración no había habido logrado llevar adelante una suela obra. Con todos ellos, algunos aquí presentes y otros no presentes, quiero compartir este reconocimiento” –confesó–.

También Portela compartió con los asistentes un pensamiento, explicando que para un arquitecto hay dos tipos de reconocimientos que lo pueden llenar de satisfacción, lo que emana de los usuarios de las obras, cuando muestran el suyo agrado por habitar esos espacios proyectados y construidos con el fin de que se sientan a gusto habitándolos; y el segundo, lo que proveen de los compañeros de profesión. “Este reconocimiento te llena de orgullo y te compensa de las mil y una batallas que cada día libramos en el ejercicio de nuestro trabajo, tanto en el terreno de la ética cómo de la estética, para lograr salir indemne y satisfecho personal y profesionalmente en este campo minado en el que se viene desarrollando el ejercicio de nuestra profesión, y en el que en cada hora, cada día o en cada obra tenemos que tomar decisiones difíciles que esquiven el mal gusto y los intentos de corrupción imperantes, lo cual no es tarea fácil” –manifestó–.

El Colegio de Arquitectos convoca desde el año 1987 estos premios con la idea de contribuir a la difusión y promoción del hecho arquitectónico fuera del ámbito estrictamente profesional. El objeto es difundir y fomentar la calidad arquitectónica, el rigor constructivo y la idónea implantación de la obra en el territorio. Los Premios COAG reconocen las mejores obras de las presentadas de la arquitectura gallega, visadas y ejecutadas en el ámbito territorial del Colegio de Arquitectos en el último bienio, período correspondiente a obras acabadas entre lo 1 de agosto del 2018 y el 30 de septiembre del 2020.