Aproin Digital 182 / Mención premio galego de rehabilitación  

Mención en Premio de rehabilitación 2023

Rehabilitación y ampliación de edificio para dos viviendas dúplex y garaje

Arquitecto

Javier Couto Granja

El proyecto, que ocupa una situación limítrofe entre la escala humana de las viviendas del Casco Histórico y el recinto amurallado de defensa de la ciudad, formaliza el cambio de escala mediante una incisión practicada en la fachada original en continuidad con la ampliación de la planta superior. El proyecto extiende por la nueva fachada un sistema de contraventanas plegables, que permiten regular a la demanda tanto la privacidad como la exposición solar de la vivienda.

La fachada toma vida propia en el movimiento diario de las piezas, haciendo explícito un resurgir de la edificación. El empleo de la madera tratada en crudeza, enlaza el pasado y el futuro del Casco Viejo sin fisuras, y por lo tanto justifica la colonización del resto de la edificación, extendiéndose asta el bajo para acoger el acceso al garaje. Optamos por lo tanto por una solución de intervención de gesto firme y sinceridad constructiva palpable: el propio corte preciso para el acceso de los vehículos, imprescindible para favorecer una RE-HABITACIÓN del Casco Viejo no gentrificada, se practica a la vista en un gesto unificado con el añadido de la planta superior. La solución conserva el ritmo tradicional de huecos, y destaca la contención del terreno que ofrece la propia edificación, al tiempo que formaliza una nueva escala para la edificación que se integra perfectamente en el lugar.

Funcionalmente, se emplea el patio trasero como espacio de comunicación vertical y horizontal. El acceso principal a las viviendas se produce desde el jardín de la muralla en la calle Huertas. Bajo un techo acristalado se instala una pasarela de madera que de la acceso individual a las dos viviendas y, al fondo, a la escalera de caracol que comunica con el garaje dos niveles por debajo. Ambas viviendas aprovechan las vistas y mayor iluminación de la planta ampliada para situar a la arena de día. La luz accede filtrada al interior a través de las lamas de madera, empleando como equilibrio lumínico las escaleras de salida a las terrazas.

Los sistema de contraventanas alcanzan perfectamente su objetivo: regulación de temperatura y privacidad. Un interior en el que ver sin ser visto, disfrutando de un jardín privilegiado con vistas en el centro de la ciudad. Las viviendas se encajan en un puzle dimensional con un condicionante estructural: la no aparición de pilares centrales para disponer de una maniobra óptima para los coches. Para esto se diseñó una viga-muro separando ambas viviendas en la planta segunda y sirviendo de soporte a los forjados superiores. Ambas escaleras se aprovechan en toda su altura para acoger espacios de almacenamiento y servicio de las viviendas. Los dormitorios se sitúan prioritariamente con ventanas a la fachada principal. Se emplean acabados en madera de roble y revestimientos continuos de cal y arcillas naturales, contrastando con exteriores en piedra, hormigón y acero galvanizado, con el contrapunto de las carpinterías y contraventás de madera.