El mercado inmobiliario gallego se encuentra en una fase de notable dinamismo, con expectativas de crecimiento sostenido en la construcción de viviendas nuevas para el año 2025.
Diversos indicadores económicos y sectoriales respaldan esta tendencia, lo que representa oportunidades y desafíos tanto para las empresas promotoras como para las entidades financieras involucradas en la financiación de promociones inmobiliarias residenciales, a saber:
Según diversas publicaciones, se anticipa que Galicia experimentará un crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) del 2,6% en 2025. Aunque ligeramente por debajo de los medios nacionales (del 2,8%), este crecimiento económico es un factor clave que impulsa la demanda de vivienda y, por fin, la actividad constructiva en la región.
Por otra parte, La Federación Galega de Empresas Inmobiliarias (Fegein) prevé que en 2025 se alcanzará el mayor número de operaciones de compraventa de viviendas en Galicia desde la crisis inmobiliaria de 2008. En 2024, se registraron 23.295 transacciones, superando las 19.329 de 2023. Este incremento en las transacciones refleja una demanda sólida que incentiva la promoción de nuevas construcciones.
Además, la Xunta de Galicia ha incrementado significativamente su inversión en políticas de vivienda y urbanismo, destinando 241 millones de euros en los presupuestos de 2025, lo que supone un aumento del 32% respecto al año anterior. De esta partida, 101 millones se asignan a la construcción de viviendas de promoción pública, con el objetivo de duplicar el parque público hasta alcanzar las 8.000 unidades. A esto hay que añadir el desarrollo de proyectos para facilitar el suelo destinado a la construcción de 25.000 viviendas adicionales.
Las previsiones apuntan a un incremento en los precios de la vivienda en Galicia. Según datos de la plataforma Indomio, en diciembre de 2024, el precio medio de los inmuebles residenciales en venta fue de 1.332 euros por metro cuadrado, con un aumento del 0,99% respecto a febrero de 2024. Este contexto de precios alza puede influir en la rentabilidad de las promociones y en la capacidad de compra de los potenciales adquirentes.
A pesar del incremento sostenido en la demanda, la oferta de vivienda nueva en Galicia continúa enfrentándose a una serie de retos estructurales que condicionan su capacidad de respuesta.
Uno de los principales obstáculos es la escasez de suelo finalista disponible para uso residencial, especialmente en zonas urbanas con mayor presión de demanda como A Coruña, Vigo o Santiago de Compostela. A esto se suman los prolongados y complejos procedimientos administrativos vinculados a la tramitación urbanística y la obtención de licencias de obra, que en muchos casos retrasan el inicio efectivo de los proyectos durante varios meses, encareciendo los costos financieros para los promotores.
Otro factor crítico es la falta de mano de obra especializada en el sector de la construcción, una problemática que se arrastra desde hace años y que se ha visto agravada por la salida de profesionales cualificados durante la última gran crisis del ladrillo. Esta escasez genera tensiones en los plazos de ejecución y un encarecimiento progresivo de los costes laborales, lo que impacta directamente sobre la estructura de márgenes de los desarrollos residenciales.
En lo que respeta a los costos de materiales de construcción, si bien en 2023 y 2024 se vivió una cierta estabilización tras las fuertes subidas experimentadas durante la pandemia y el conflicto en Ucrania, las previsiones para 2025 apuntan a una continuidad de precios elevados en determinadas partidas clave, como acero, hormigón, cerámicos o carpintería metálica. Según el último informe del Observatorio de Costes de la Construcción publicado por el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, los materiales acumulan aún incrementos superiores al 25% respecto a niveles pre-COVID en algunos casos. Esta realidad obliga a los promotores a revisar continuamente los presupuestos de obra y dificulta la obtención de precios cerrados con contratistas, trasladando mayor incertidumbre al cálculo de la rentabilidad esperada.
En conjunto, estos factores elevan el umbral de viabilidad financiera de las promociones y exigen un análisis especialmente riguroso desde el punto de vista bancario. La anticipación de riesgos, la correcta valoración de los costos de desarrollo y la elección de emplazamientos con demanda solvente y sostenida se convierten en elementos fundamentales para la concesión prudente de financiación y para la garantía del éxito de los proyectos.