La poda de los árboles urbanos, o ¡Cómo encajar un árbol en cualquier sitio, menos el apropiado!

Es un tema recurrente, y por mucho que demos consejos y cursos a nuestros clientes o personas interesadas, en el paisaje urbanístico seguimos viendo y viviendo barbaridades.

Nos encontramos en el inicio de julio, mes que tiene los días más largos, las máximas temperaturas y la máxima intensidad de la radiación solar, y aún por encima hay una ola de calor– y los jardineros municipales, o subcontratados (eso no viene al caso), se ponen a podar los aligustres en una calle del centro de Vigo. Además, este elegante árbol estaba justo empezando a florecer, y aunque tuviera flores discretas, iban a ser flores con una fragancia especial, que alegrarían toda la calle. El resultado: un esqueleto con cuatro hojas, que ya no proporciona sombra a los viandantes, y ya ni siquiera es capaz de protegerse a si mismo, ya que sus hojas restantes, que estaban bien tapadas por la copa frondosa, están ahora expuestas al pleno sol, y se quemarán de manera abundante.

Y esto es un desastre que se repite cada año en las calles de nuestras ciudades.

La poda parece el método indicado para encajar a un árbol en un sitio no adecuado. También se observa que en zonas de cultivo de árboles frutales, la práctica del desmoche y podas drásticas se extiende indiscriminadamente también sobre los árboles úrbanos. Será por costumbre al hacerlo con los árboles frutales. Estas podas drásticas año tras año merman al árbol que gasta cada año mucha energía en reponer su ramaje. Si sumamos las precarias condiciones de crecimiento, al reducido espacio radicular, la falta de aireación y de drenaje en la zona radicular, la sombra de los edificios, la contaminación por el aire y el agua superficial, tiene todas las de perder. Poco a poco se muere. Poco a poco, lo estamos matando.

¿Cuánto espacio necesita un árbol urbano?

 Obviamente, depende de la especie.

 Tabla 1: Ejemplos de árboles pequeños, medianos y grandes con una aproximación de su crecimiento (en metros)

Es fácil de entender que un árbol urbano requiere espacio vertical para alcanzar su altura ideal, y espacio horizontal para desarrollar la copa típica de cada especie. Por esto debemos considerar seriamente la ubicación de los árboles en las vías. Plantar un árbol pequeño o mediano a 5m de distancia de las fachadas no obliga a terciar cada año. Y debemos dejar abierto, sembrado o cubierto con rejilla una amplia zona de 3 m2 y/o respiraderos que proporcionen oxígeno a la zona radicular y que de este modo eviten el levantamiento del asfalto a la acera por raíces que están asfixiadas y en búsqueda de aire para sobrevivir.

Recapitulemos los mayores beneficios de un árbol urbano.

Los árboles modifican el clima y conservan la energía de los edificios mediante:

• SOMBREO: reduce la energía radiante absorbida y almacenada por las superficies construidas.
• TRANSPIRACIÓN: disminuye la temperatura del aire.
• ACCIÓN DEL VIENTO: infiltración en el interior y pérdidas por conductividad.
• REDUCCIÓN DE LA TEMPERATURA: Los árboles y espacios verdes alrededor de una vivienda pueden reducir la temperatura hasta 3º C respecto al exterior de la zona verde. Eso produce diferencias entre el centro urbano y áreas suburbanas con vegetación de hasta 5º C.

Para beneficiarnos de los árboles urbanos, y aprovechar las grandes inversiones municipales en su intento de enverdecer nuestras ciudades y sacar el máximo provecho de ellas debemos proporcionarles las mejores condiciones. Tenemos que darles espacio para crecer, y un amplio suelo, que tenga un buen drenaje y un suministro de aire para desarrollar un amplio sistema radicular en el subsuelo.

Pido a los técnicos responsables mayor consideración para con los árboles urbanos y sus requisitos. Además, han de saber que los técnicos estamos dispuestos a proporcionarles información, y consejo.