Aproin Digital / Gran De Area - Casa Albor  

Casa Albor. A Guarda. Pontevedra

Arquitectos

CastroFerro Arquitectos

María Ferro

Jordi Castro

Arquitectos Colaboradores

Joana Covelo

Jacobo Pérez

Alba Teiga

Fotografía

Santos-Díez / BISimages

El proyecto nace con el deseo inicial de la joven pareja en acondicionar un dúplex en A Guarda, cercano éste al núcleo familiar donde había nacido y crecido la propietaria. El planteamiento inicial pasaba por una intervención mínima que permitiese habilitar este espacio y así poder usarlo para un eventual descanso en fines de semana.

En el desarrollo de la fase proyecto, el espacio empezó a mostrar sus múltiples posibilidades y sumado a la potencia con la que se muestra el paisaje en esa zona, con un Atlántico batiendo contra las rocas a los pies de la vivienda, hizo que la pareja empezase a reconducir la intervención y pensar en ella como su vivienda habitual.

Este cambio, sumado a un embarazo que hacía crecer la familia, empezó a definir unas nuevas necesidades al proyecto. En términos funcionales, los clientes siempre estuvieron a nuestro lado en la búsqueda de una vivienda flexible y compleja, alejada de los conceptos loft o diáfanos que se vinculan habitualmente a las viviendas contemporáneas.

Estábamos interesados en el viejo sistema de espacios neutros concatenados que permiten su uso de una manera flexible y adaptable en el tiempo. Así, para generar esa secuencia, planteamos cuatro “costillas” de madera de roble que recogen parte de la estructura original de la vivienda.

Se generan de este modo cinco espacios equivalentes en la zona de día, todos ellos entre 15 y 20 m² y homogéneamente tratados salvo el espacio situado al sur, que alberga la cocina y que tiene toda la carga de instalaciones que estos espacios deben tener. El resto de los cuatro puede tener un uso flexible ahora y en el futuro.

Inicialmente la vivienda se configura con este espacio de cocina de Santos, diseñada con todos los cuerpos altos relativamente ocultos y mostrando de un modo descarado la isla central que, además de resolver cómodamente su función de cocina, con sus vistas directas al mar, se convierte en partícipe del resto de vivienda. Los restantes cuatro espacios se configuran con una zona de TV, una zona de chimenea con butaca para lectura y descanso, una zona de comedor y una cuarta zona sin uso definido, tratada casi como esos antiguos lugares de transición entre espacios.

Esta estrategia nos genera un interior complejo espacialmente lleno de vistas cruzadas, dando respuesta a uno de los principales requerimientos de los clientes, el que la vivienda fuese “rica” espacialmente y donde las distintas funciones de los que allí habitan puedan relacionarse espacialmente. Por ello, se incorpora a toda esta serie de espacios la zona de la planta alta, un aprovechamiento para una oficina doméstica. Este espacio necesitaba tener una cierta independencia pero se quería integrarla en la “vida” del hogar, por eso se separa en el nivel pero establece una integración espacial total con la zona inferior, reafirmada por las costillas de roble que siguen dando la pauta de toda la vivienda.

Materialmente, toda esta zona de día se formaliza con 3 materiales: el gris del hormigón pulido del suelo, el roble de las costillas y gran parte del mobiliario seleccionado y el blanco. Está en nuestro criterio habitual, y así lo entendieron también los clientes, el tomar la arquitectura en las viviendas como un fondo, planteando una base de vivienda tranquila, no afectada por la novedad, sobre la que pueda desarrollarse con más tranquilidad las cosas más fugaces o temporales. A pesar de estar en un mundo veloz y de consumo rápido, tanto los clientes como nosotros, creemos que la arquitectura debe responder aún a otro tipo de motivaciones más cercanas a los opuestos de donde todos nos movemos hoy.

En el eje central de la vivienda se ubican los baños, tanto el general como el baño de la habitación principal. Ambos baños se resolvieron bajos los mismos criterios, un pavimente de baldosa hidráulica con tonos muy calmados y paredes de microcemento, planteados estos espacios quizás como una pequeño contraste a la zona de día.

La zona de noche se articula bajo el mismo diagrama que nos marcan las “costillas”, resueltas en las habitaciones con pintura blanca con el ánimo de aumentar la claridad de estos espacios ya más fragmentados. Así, en esta zona este, se definen cuatro espacios casi iguales. Uno de ellos es la habitación principal, independiente de todas las demás, los dos espacios centrales son las futuras habitaciones infantiles y están conectadas por una puerta corredera lo que permite que puedan ser usadas como una única habitación o como una zona de estudio, etc…

Este recurso de la unión mediante puertas correderas también se hace con el cuarto espacio, pudiendo tener así una flexibilidad de uso que permita usar los tres espacios unidos o cada uno de ellos individualmente.

La zona de noche, en contraste con la de día, cambia el suelo de hormigón pulido por un parquet de madera de roble colocado en espiga, recordando también esas viejas soluciones tan ricas en texturas. Los dormitorios se materializan simplemente con la paleta básica de madera y blanco.

Es este un proyecto que responde a una pareja que quería tener un pequeño mundo dentro de su vivienda, un lugar complejo, de vistas cruzadas, de estar haciendo cosas separados pero relacionándose, de poder sentir que están en un hogar donde los límites se disuelven y donde uno va apareciendo en espacios semejantes pero muy distintos. Querían sentir la libertad de saber que en el futuro, su vivienda podrá adaptarse a todos los cambios que a buen seguro el futuro siempre trae, saber que no estaban definiendo un lugar cerrado bajo unas necesidades, unas premisas, que pueden resultar fallidas vistas en un tiempo.

En términos de decoración, la vivienda actualmente se resuelve con muy pocos elementos. Un comedor casi espartano con una sencilla mesa de roble de Ethnicraft acompañada por unas sillas clásicas de los Eames y con las lámparas de Sargadelos que tanto nos gustaban a clientes y nosotros.

La zona intermedia, con una butaca que merece todo ese espacio vacío a su alrededor ya que se trata de uno de esos diseños clásicos de Hans J. Wegner que es hermoso cuando uno está sentado o viéndolo cuando está a su alrededor.

Los clientes tenían clara la presencia central de una chimenea, seleccionando una pieza de Roncal, que permite disfrutarse tanto desde la actual zona de butaca o desde el comedor.

En el fondo, el mueble de la TV es un diseño propio que incorpora la resolución de la escalera para que esta no se trate como un elemento aislado, sino que se “camufle” como un mueble más dentro de la vivienda.

Como los clientes nos habían indicado, querían empezar esta nueva etapa con poco mobiliario para, al igual que el planteamiento general de los espacios, empezar a vivir el hogar viendo qué necesidades va reclamándoles cada espacio, pudiendo ser el vacío una de las mejores opciones para llenar las cosas.