Se trata de una vivienda de 3 metros de ancho y un fondo de 8 metros con una única fachada a la calle y cuatro niveles. La necesidad de dotar de luz a la parte trasera de la vivienda es el motivo por el que se abre un pequeño hueco de luz que va desde la cubierta a la planta baja, que apoyado por ventanas en cubierta, hace que la parte trasera, destinada a baños y circulaciones también disponga de luz natural para su uso.

Los usos más públicos se intercalan con los privados para conseguir las mejores vistas en el salón y una zona más abierta a la calle en planta baja. De esta forma, cocina y comedor se disponen en planta baja y el salón en planta segunda.

Los dos dormitorios se disponen en planta primera y bajocubierta, cada uno con su baño. La fachada a la calle recupera la ruptura entre las plantas baja y primera con la segunda, tal y como nos encontramos la edificación al comienzo del proyecto, de la misma forma en la que se solían hacer este tipo de añadidos a lo largo del siglo XIX y primera mitad del XX, con el añadido de una estructura de madera en forma de galería.

En este caso se trata de un balcón, que con su estructura recuerda con la modulación y la volumetría de esas galerías, presentes en la calle Ferreiros. La ventana del salón puede abrirse totalmente, y éste se convierte en una gran terraza con vistas.