Por qué la descarbonización del patrimonio inmobiliario ya es una prioridad
Tanto particulares como empresas y Gobiernos deben actuar en los próximos años para conseguir los objetivos planteados para 2050
Si estos meses un 'must-have' ha sido conocer el impacto de las subidas del euríbor en las hipotecas variables, para los próximos meses debería ser tener una estrategia para la descarbonización del patrimonio inmobiliario.
Tanto los profesionales del sector inmobiliario como los propietarios de inmuebles, ya sean residenciales o de otra tipología, debemos ir planificando cómo vamos a avanzar hacia la descarbonización, pues es un camino de sentido de ida y con un único destino. Su ritmo de marcha ya se está empezando a definir, por lo que dependerá de nosotros si queremos estar en cabeza, apoyándonos en las ayudas y reducción de impuestos ahora disponibles, o llegar a estar en la cola, rezagados a la espera de que el coche escoba nos recoja, con lo que esto pueda llegar a implicar.
Y es que día a día la UE va definiendo la hoja de ruta para alcanzar la descarbonización de nuestro parque edificado en 2050, habiendo sido el nuevo paso dado por el Consejo de Transporte, Telecomunicaciones y Energía (Energía) el pasado 25 de octubre, con su propuesta de revisión de la directiva de eficiencia energética de los edificios. Recordemos que el peso que tiene la edificación en términos de emisiones de la UE es muy significativo: 36 % del total de GEI relacionadas con la energía. A lo que se suma la responsabilidad del 40 % de la energía consumida. Por todo ello, actuar sobre la edificación es estratégico para la UE.
La propuesta comienza con que los nuevos edificios sean cero emisiones a partir de 2030, así como que se diseñen para optimizar su potencial de producción de energía solar. Desde hace meses está presente esta inquietud en cierto segmento especializado del 'real estate', siendo ahora un significativo elemento diferenciador. Sin embargo, para aquellas empresas que posterguen demasiado tiempo la incorporación de los futuros requerimientos europeos en su estrategia corporativa, perderán competitividad, resiliencia y serán menos sostenibles en el tiempo. Así mismo, la envolvente del edificio se afianza como protagonista para el control de la demanda energética.
Objetivos energéticos 2050. Consejo de la Unión Europea
Dado que el 75 % del parque edificado actual es ineficiente, y que de cara a 2050 supondrá un alto porcentaje del mismo, se considera esencial actuar sobre él, diferenciando entre dos tipologías: residencial y no residencial.
De cara a los edificios residenciales existentes se seguiría una trayectoria nacional propia para la disminución del consumo medio de energía primaria del conjunto del parque de edificios residenciales alcance la letra D en 2033, así como para 2040 se fijaría otro hito intermedio que asegurara el objetivo a 2050. En relación a la vivienda unifamiliar se podría establecer un periodo propio, basado en la activación individualizada de un plazo de 5 años para acometer las mejoras.
Objetivos 2050 para los edificios residenciales. Consejo de la Unión Europea
En relación a los edificios existentes no residenciales se avanzaría en la reducción de emisiones en base al establecimiento por cada estado miembro de umbrales de eficiencia energética máximos basados en el consumo de energía primaria. El primero se fijaría para 2030 por debajo del consumo de energía primaria del 15% de los edificios no residenciales menos eficientes. Y el segundo umbral por debajo del 25% para 2034.
Objetivos 2050 para edificios no residenciales. Consejo de la Unión Europea
Como consecuencia, la calificación energética de los inmuebles empezará a compartir el protagonismo en las operaciones de compraventa de inmuebles, junto al precio y ubicación, que ya debería tener.
Por otro lado, si el primer objetivo en residencial está vinculado a la calificación energética D en 2033, en España habrá que actuar estos próximos años en un alto volumen de inmuebles, pues más del 80% disponen la letra E o inferior. Un reto para los propietarios, pero también una oportunidad para los profesionales que harán realidad dicha rehabilitación.
Considerar estos hitos intermedios será clave para las empresas, en relación a sus inmuebles propios, en gestión o a rehabilitar, definiendo su propia hoja de ruta de descarbonización, bajo criterios técnico-financieros, para reducir el riesgo de impactos negativos, así como para aprovechar las oportunidades e incentivos fiscales que se ofrezcan.