Comunidades de propietarios: La aerotermia como solución óptima frente a la gradual prohibición de las calderas tradicionales en instalaciones centralizadas

Henrique Vázquez
Gerente
Vapormatra (Grupo Ecoforest)

El adiós a las calderas comunitarias que emplean combustibles fósiles es un hecho en España.

Uno de los pilares centrales de la ambiciosa agenda medioambiental que pretende implementar la Unión Europea es la sustitución de las calderas que utilizan gasoil, gas o carbón por otras tecnologías más eficientes y menos contaminantes

En este sentido, dentro de la estrategia operativa para aplicar los objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 de Naciones Unidas, con el marco jurídico de la Ley Europea del Clima (aprobada en junio de 2021), la Unión Europea se marca como unos de sus objetivos primordiales “reducir las emisiones de gases de efecto invernadero de la UE en al menos un 55% para 2030, con respecto a los niveles de 1990, y lograr que la UE sea climáticamente neutra en el horizonte de 2050”.

Esta iniciativa supone un giro copernicano en la economía europea, transformándola hacia un modelo más sostenible basado en energías renovables.

Este primer paso no sólo busca reducir nuestra dependencia de los combustibles fósiles, sino también incentivar la adopción de alternativas más limpias. Así mismo, la medida pretende concienciar a los ciudadanos sobre la necesidad de cambiar nuestros hábitos energéticos.

El calendario climático marca una serie de fechas críticas: una de ellas ya ha entrado en vigor, dado que desde enero de 2025 no es posible acceder a ayudas o subvenciones económicas para la compra e instalación de calderas de combustibles fósiles.

El siguiente hito se dará en enero de 2026, cuando se prohíba la instalación de calderas de gas, carbón y gasoil en edificios de nueva construcción en España. 

Sin embargo, las calderas existentes podrán seguir funcionando hasta el final de su vida útil, pero eso sí, no se podrán reemplazar por nuevas calderas en caso de avería, penalizando su uso de manera progresiva y complicando su acceso en favor de otras opciones.

Hay que tener en cuenta que algunas ciudades ya cuentan con normativas más restrictivas, como es el caso del ayuntamiento de Bilbao.

Finalmente, la normativa europea establece un plazo definitivo: la Directiva de Eficiencia Energética en 2040 establece la prohibición de instalación y uso de las calderas que funcionan con combustibles fósiles en todas las viviendas de España, lo que marca un punto final para una tecnología -a todas luces obsoleta- que históricamente ha marcado el paso en millones de hogares españoles.

En este escenario, las bombas de calor aerotérmicas se presentan como la solución más idónea que ofrece el mercado. Su funcionamiento se basa en el intercambio de calor con el aire exterior que se traslada a la instalación permitiendo calentar radiadores, suelo radiante o ventiloconvectores, además de producir agua caliente sanitaria con óptimo consumo energético.

Sus ventajas son más que evidentes:

  • Rendimiento: por ser muy superior a los sistemas de calefacción tradicionales, ya que son capaces de producir hasta 5kw térmicos por cada 1kw eléctrico consumido.
  • Instalación sencilla: porque no requiere de grandes espacios en cubierta, y únicamente necesita de la colocación de la unidad aerotérmica en el exterior y un módulo interior en la sala técnica.
  • Menor mantenimiento: por tratarse de equipos que no realizan combustión, ni necesitan carga de combustible.
  • Versatilidad: porque la sustitución de calderas no implica la necesidad de cambiar los radiadores.
  • Eficiencia: por producir ACS hasta 70°C. 
  • Sostenibilidad: porque reduce las emisiones de CO2.
  • Revalorización del inmueble: porque lo dota de un elevado confort en cualquier estancia y mejora su certificado energético.
  • Integración con paneles fotovoltaicos: porque ofrece una gestión híbrida que permite almacenar el excedente de electricidad, lo que se traduce en un aumento del nivel de autoconsumo y de independencia energética.

En el apartado económico se estiman unos ahorros medios de entre un 35% y un 50% con respecto a los sistemas tradicionales, con una amortización de las instalaciones en un plazo estimado de 4 a 6 años.

Igualmente, las comunidades de propietarios se pueden beneficiar de ayudas de hasta un 80% a través de programas de subvenciones autonómicas y europeas, así como una reducción del IBI en las instalaciones aerotérmicas en combinación con paneles solares fotovoltaicos.

Por último, pero no menos importante en términos de rentabilidad, aparece la figura de los Certificados de Ahorro Energeticos (CAE’s), instrumentos que nos permite monetizar los ahorros energéticos, suponiendo una muy interesante vía de ingresos para los usuarios finales.

En este contexto, el papel de los Administradores de Fincas, en calidad de asesores de las comunidades de vecinos, será clave en todo este proceso de transición.

Hablamos de un cambio de paradigma, con una prohibición gradual que implica una inminente desaparición de las calderas tradicionales. Definido el problema, la aerotermia es la solución.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Rellena este campo
Rellena este campo
Por favor, introduce una dirección de correo electrónico válida.
Tienes que aprobar los términos para continuar

Secciones

Y además…