seguridad y salud

Antonio Carballo Couñago

arquitecto técnico_ ingeniero de edificación
coordinador del gabinete técnico de seguridad y salud del coaatie de pontevedra_

 

Riesgos emergentes

De un tiempo a esta parte a todos nos sonará haber oído, en más de una ocasión, la expresión “riesgos emergentes”, referida esta a la aparición de nuevos riesgos en el sector de la construcción, a consecuencia de la innovación en materiales así como de los cambios socio-demográficos, económicos, tecnológicos (escasos), científicos, normativos, etc. que con mayor o menor rapidez se están produciendo. Riesgos que, si bien, no todos son nuevos en puridad, sí que es cierto que la modificación de ciertas condiciones de trabajo hace que se incremente la percepción que tenemos sobre ellos.

No cabe duda que uno de los factores de cambio viene dado por el nuevo desarrollo de una economía medioambientalmente sostenible que ha dado lugar, entre otras cosas, a una normativa para mejorar la eficiencia energética en los edificios de nueva construcción y está suponiendo un notable incremento en el acondicionamiento de los edificios antiguos para obtener un mayor aprovechamiento de los recursos naturales.

Lo anterior conlleva un aumento del número de trabajadores expuestos a los riesgos asociados a operaciones como las del manejo - e instalación - de paneles fotovoltaicos en cubiertas, entre los que se encuentran los de: caídas en altura, sobresfuerzos, trastornos musculo-esqueléticos, electrocuciones, etc. Los trabajos de aislamiento para reducir las pérdidas de calor también suponen riesgos de exposición a sustancias químicas peligrosas.

Otros trabajos que pueden adquirir importancia, son los derivados de la adecuada gestión de los residuos que se generan durante la ejecución de las obras. Las tendencias en la gestión y en la normativa hacia modelos más sostenibles medioambientalmente están originando un incremento en las operaciones de reutilización y reciclado de los residuos que se generan como consecuencia de las actividades de construcción y, por lo tanto, de los riesgos asociados a estas actividades.

En los últimos años se está incrementando la exposición de los trabajadores a una amplia variedad de agentes químicos sensibilizantes, al tiempo que se está obteniendo mayor información sobre sus consecuencias y los importantes riesgos que pueden generar para la salud de los trabajadores. Entre estos agentes cabe destacar las resinas epoxi y los isocianatos.

Así mismo están aumentando los estudios sobre el mayor peligro que las nano-partículas podrían suponer para la salud humana – por vía inhalatoria - respecto a otros materiales equivalentes en tamaño micro; aunque el conocimiento sobre el efecto de las nano-partículas sobre la salud es, todavía, muy limitado.

Los daños de carácter dérmico ocuparían también un lugar destacado entre los emergentes, aunque casi siempre son tratados como daños leves. El incremento de la radiación U.V., debido a la destrucción de la capa de ozono, puede ser considerado como un riesgo laboral emergente por el aumento de un peligro natural en el entorno de trabajo, habida cuenta de que la exposición a los rayos U.V. es acumulativa.

El envejecimiento de la población no es ajeno al sector de la construcción, lógicamente. Las estadísticas de población activa en España reflejan que el porcentaje de trabajadores mayores de 50 años ocupados en este sector sigue una tendencia creciente, lo cual podría dar lugar a un incremento en la incidencia de determinados tipos de accidentes y enfermedades profesionales (daños menos frecuentes pero de mayor gravedad, con tiempos de recuperación más largos).

La combinación de factores de riesgo psicosocial y físico – directamente relacionada con el envejecimiento – unida a las exigencias del trabajo, la falta de autonomía, las largas jornadas de trabajo, y la duración de los trayectos “in itínere”, son otros de los riesgos que, sin ser nuevos, se ven resaltados, precisamente por esa combinación de factores.

Todo esto requiere de una constante inversión en: investigación, promoción, divulgación y concienciación, así como una mejora en la gestión de la prevención incidiendo en aspectos como la planificación, la formación y las adecuadas soluciones técnicas.

Claro que llegado a este punto, una vez más, nos encontramos con el insalvable problema de la atomización del sector, que hace inviable el acceso a la tecnología para mejorar la productividad así como la disponibilidad de medios para el estudio, planificación y toma de decisiones en materia de seguridad y salud para un buen número de empresas pequeñas del sector.