Interiorismo
Reforma integral con un pequeño guiño al pasado
En esta edición, os presentamos un proyecto con reforma integral de vivienda en el que muy poco queda de lo que fue en su día un piso con 5 habitaciones.
Se trata de un piso de los años 40, donde nunca hasta el momento se había hecho ninguna reforma; la cocina aún cuenta con un lavadero en la ventana, imprescindible en aquella época en la que no se disfrutaba de lavadora en la mayoría de los hogares, y bajo un suelo plástico, tipo sintasol, descubrimos unas maravillosas baldosas hidráulicas de las cuales podemos encontrarnos a día de hoy con réplicas idénticas que están de plena actualidad.
Primordial renovar todas las instalaciones, pero también renovar los espacios hasta ahora muy compartimentados. Se trataba de transformar por completo lo que esta vivienda fue hasta el momento, adaptándola a las necesidades de sus nuevos habitantes, aunque hemos querido mantener la esencia y el recuerdo con un pequeño guiño a lo que en su día fue. Apenas unos pocos metros de pared sobrevivieron a nuestro paso, inapreciables a la vista del visitante, pero el antiguo suelo hidráulico salta a la vista nada más traspasar la puerta de entrada. El antiguo pavimento nos delimita la nueva cocina, completamente integrada en el conjunto de espacios comunes de la vivienda y la sala de deportes, ambos integrados como decíamos pero con posibilidad de independencia mediante puertas de vidrio correderas ocultas tras dobles tabiques. Ha costado recuperar en algunas zonas, el número de baldosas necesarias en buen estado, y el paso de los años por algunas de ellas, lo vemos mejor como un valor añadido en vez de lo contrario.
Se han tirado muchos tabiques con el objetivo de unificar y ampliar espacios, llevando a cada rincón de la casa la luz natural necesaria y escasa hasta el momento.
Descubrimos paredes medianeras de piedra tapadas hasta el momento, y que mejor privilegio que potenciarlas y darle el protagonismo que se merecen, enmarcándolas e iluminándolas adecuadamente.
Vigas y pilares estructurales de hormigón se limpiaron de todo revestimiento, convirtiendo su desnudez en símbolo de modernidad.
Y ya buscando la guinda del pastel en lo que a mantener la esencia se refiere, nos encontramos con una lámpara azul que cuelga en medio del salón, y con la cual, el nuevo morador cada noche, quedará dormido imaginando toda la historia que durante años habrá iluminado.