Hoy en día, la reputación corporativa es uno de los atributos más valiosos de las empresas, llegando a convertirse incluso en eje fundamental de sus operaciones comerciales. Por ello, cuidar la imagen que proyectamos en el resto de nuestro entorno social, económico, cultural, político y, por ende, global, supone una labor constante de vigilancia y control de nuestra organización.

En esta línea, la implantación de planes de cumplimiento normativo, penal y tributario entre otros, junto con los ya conocidos sistemas de gestión de la calidad, son medidas a tener en cuenta a corto plazo por las organizaciones que quieran potenciar su reputación empresarial, y, con ello, mejorar su posicionamiento en el mercado. Y es que además de basarse en el entorno legal y operativo, este tipo de planes deben tener en cuenta el denominado “buen hacer” profesional de la organización para analizar y controlar los riesgos a los que se puede enfrentar. Su objetivo es claro: establecer procedimientos “ad hoc” que aseguren que se cumple la legalidad vigente y que ayuden a asentar una cultura corporativa de cumplimento, evitando que el progreso y la continuidad empresarial se vean inmersas en situaciones de peligro por actuaciones fuera de nuestro control.

Por todo ello, diseñar e implantar un plan propio es un tren al que todo el tejido empresarial debe subirse, ya sea por la ventaja competitiva que supone, por el impulso reciente del Cumplimiento y de la Responsabilidad Social dado por la Administración Pública, o por reformas legislativas como la llevada a cabo por el Código Penal que contempla sino la exoneración, cuanto menos la atenuación, de la responsabilidad penal de las personas jurídicas cuando existan planes de prevención de delitos eficaces.

Teniendo en cuenta la importancia de la prevención en esta materia, desde el Departamento de Consultoría Legal de S4 estamos en disposición de realizar un estudio previo sobre los riesgos a los que cada empresa se puede enfrentar en el ejercicio de su actividad y, una vez localizados, diseñar e implantar un Plan de Cumplimiento Normativo personalizado. Y es que disponer de un Plan eficaz puede evitar sorpresas legales, deslealtades internas o comportamientos que pongan en riesgo no solo el patrimonio empresarial, sino también la reputación personal, profesional y/ o empresarial. En definitiva, se trata de conseguir implantar una "cultura de cumplimiento" preventiva y adaptada a las particularidades de cada organización.