El hogar mutante
Juan B. Pons Herrera
arquitecto_ estudio gandara#pons
Ilustración de W Heath Robinson
Entre 1932 y 1933 William Heath Robinson, ilustrador inglés conocido por sus láminas sobre disparatadas máquinas, dibujó una serie titulada Flat Life en la que presentaba artilugios para aprovechar al máximo el reducido espacio de la vivienda moderna. Tres años después, junto con K.R.G. Browne, publicó un libro derivado de aquellos dibujos: How to Live in a Flat. En la introducción a su libro escriben:
La historia no recoge, hasta donde sé, el nombre de la persona que inventó el Hogar —probablemente porque fue devorado por un megaterio de cuello retorcido antes de que lo pudiera entrevistar la prensa, que por aquel entonces aún no existía. Parece cierto, sin embargo, que el primer y original Hogar fue un mero agujero en un acantilado, totalmente carente de las comodidades modernas (...)
El objeto del diseño es la búsqueda de la comodidad, entendida como cualidad aglutinadora de la utilidad, la sencillez y, por supuesto, que no resulte incómodo a la vista, la belleza. Lo que Robinson y Browne proponen es ingenioso, satírico, atrevido... pero no cómodo; sin embargo, hay algo que se repite viñeta tras viñeta, el movimiento como elemento de aprovechamiento espacial, máquinas que permiten utilizar el espacio de maneras distintas o con funciones diversas. Sacar el máximo partido al espacio del que se dispone es un invariante en la historia de la casa, y es el amueblamiento el arma más extendida para afrontar el reto de obtener más por menos.
Ya en la década de los sesenta del pasado siglo, surgieron multitud de iniciativas relacionadas con el aprovechamiento del espacio de la vivienda, entre ellas destacan los diseños de mobiliario de Joe Colombo. En su corta carrera, truncada por su fallecimiento a los 41 años, el diseñador italiano creó una serie de muebles donde el movimiento, el cambio y la multiplicación de los usos posibles son sus ejes generatrices. Un ejemplo de ello fue su Cabriolet Bed (cama descapotable) de 1969, en principio diseñada para su propio apartamento de Milán. La cama disponía de un sistema de control para operar un encendedor de cigarrillos, ventilador, teléfono y radio, pero sobre todo: ¡era descapotable! Mediante una lona retráctil se generaba un habitáculo independiente del resto de la estancia donde se ubicara.
Anteriormente, con su revolucionaria Mini Kitchen (1963), Colombo ya había puesto patas arriba el mundo del diseño, una vuelta de tuerca a todos los del diseño arquitectónico y solamente con un pequeño cubo con ruedas, un mueble que desmonta la idea de que la cocina es inamovible en una distribución; con un mueble el espacio se transforma profundamente. La vivienda muta, se adapta a cada momento del día, a distintas circunstancias; el espacio es flexible.
El punto álgido de este nuevo concepto de mobiliario llega con el mueble robótico Rognan (2019), presentado por la multinacional Ikea y desarrollado en colaboración con Ori (startup dirigida por el ingeniero vasco Hasier Larrea). Se puede poner en duda que Ikea haya supuesto una democratización del diseño, pero no que ha llevado a millones de hogares un producto bien pensado y a bajo coste; y cuando apunta a nuevas tendencias es porque éstas han venido para quedarse. Recientemente lo logró con mobiliario para gamers (jugadores de videojuegos), productos para domotizar el hogar, placas solares, etc y así lo hará con la mencionada gama Rognan, que cambiará la percepción del espacio a escala global. Se trata de una serie de muebles que se desplazan y contorsionan dando lugar a diferentes opciones de uso, pulsando un botón un armario se desplaza horizontalmente para transformar lo que era un salón en un dormitorio. Por el momento solo se venderán en Japón y Hong Kong, parece ser que precisamente la falta de espacio en las viviendas determina los criterios de distribución de la multinacional sueca.
Repartidos por la geografía española se encuentran magníficos ejemplos de esta arquitectura mutante, flexible; algunos de ellos:
En su proyecto de Viviendas en Carabanchel (2004), el estudio madrileño Aranguren y Gallegos arquitectos eleva el pasillo longitudinal de la vivienda para alojar debajo del mismo camas provistas de ruedas, de esta forma pueden desaparecer para liberar todo el espacio habitable. En paralelo, una serie de tabiques móviles plegables dan lugar a múltiples combinaciones uniendo y separando espacios adyacentes, incluso logran un único espacio de grandes dimensiones. (Link del proyecto)
El estudio PKMN Architectures realizó en 2014 dos proyectos caracterizados por la utilización de mecanismos que permiten maximizar el espacio; en su proyecto All I Own House, la casa de Yolanda utilizan como referencia la idea aplicada en los sistemas de estanterías móviles típicas de archivos, así, una seriación de muebles colgados se desplazan en un eje para ampliar espacios o generar otros.
La misma oficina firma la Casa MJE (2014) caracterizada por configurarse como un único espacio que puede ser dividido de tres formas distintas mediante la rotación de dos muebles, verdaderos muros equipados capaces de girar para dar lugar a un salón con un dormitorio, dos o una gran estancia.
NIU Arquitectura proyectó el Bloque XII En Camp Redó en 2016, una rehabilitación integral de la que resulta un edificio plurifamiliar con dos tipos de vivienda en las que los tabiques móviles permiten unificar espacios. Es interesante el tipo doble, donde los dos dormitorios se pueden unir conformando un espacio similar al de salón comedor, una franja de cuartos húmedos separan la zona de día y la de noche, con un distribuidor como rótula. (link del proyecto)
Por último, el proyecto de reforma de una vivienda situada en el bajo de un edificio ubicado en Madrid, denominado Everything In Place House (2017) y firmado por el estudio madrileño Enorme Studio, integra dos muebles equipados con camas abatibles, la mesa del comedor, los escritorios, las sillas… que giran para transformar el espacio desde una única estancia hasta un salón con dos dormitorios, pasando por la distribución con un solo dormitorio.
Epílogo
En la actualidad, en occidente se asume que la independencia entre el espacio de estar y el de descansar, zona de día y zona de noche, es algo universal, pero muy al contrario, la utilización múltiple del espacio mediante su mutación es la regla general en muchas culturas. La especialización del espacio no llega a Europa hasta el siglo XIX, y es ahora cuando revisamos las propuestas de los años 30 que proponían una vivienda fluida. En el momento en que a una mesa, un sofá o un aparador se le colocan ruedas pasa a ser un vector de cambio en el espacio, un elemento capaz de reconfigurarlo. Un leve desplazamiento puede cambiar radicalmente la percepción de una estancia, sus recorridos y forma de uso. De esta manera, los históricos indicadores para valorar una vivienda, superficie y situación, pasarán a un segundo plano en favor de la tecnificación. La red de redes tiende a deslocalizar y las nuevas propuestas de amueblamiento robotizado maximizan el aprovechamiento del área vividera, siempre con el mismo objetivo: la comodidad.
"Las funciones vienen a enriquecer lo construido y el individuo adquiere nuevas libertades de actuación gracias a un nuevo y cambiante orden”. (Alison Smithson).
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