Jardinería

Ángel Covelo
 

Orquídeas

Orquídea Phalaenopsis

Las orquídeas constituyen las plantas con más especies del planeta y, sin mucho acuerdo entre los múltiples autores, se cifran en 35.000 especies con alrededor de 100.000 variedades. Habitan todos los continentes excepto la Antártida, y se pueden encontrar en sitios tan opuestos como el Himalaya y una selva tropical. En Galicia están censadas 39 especies, la mayoría de ellas en Valdeorras, Courel y Piedrafita. Son plantas muy evolucionadas y tanto prosperan en tierra, como encima de los árboles, o epífitas, sobre rocas, o litófitas, e incluso hay una australiana que vive subterránea y solo se sabe de su presencia cuando florece. Morfológicamente también existe mucha variabilidad, algunas miden solo unos milímetros como Platystele stenostachya y otras, como la Sobralia altissima, sobrepasan los 13 metros de altura, las hay que pesan gramos y otras que alcanzan cientos de kilos, sobretodo las que se amacollan, es decir, van echando brotes nuevos partiendo de los del año anterior, unas pueden tener una roseta de hojas y una vara de flor, otras un tallo sobre las que florece, e incluso pueden ser trepadoras como la vainilla cuya esencia ya era utilizada por los aztecas para mejorar el sabor del cacao. En cuanto al aroma, van desde las que huelen muy bien, las que no huelen a nada, hasta las que huelen a gato muerto. Para todos los gustos.

El omnipresente, en temas botánicos, Sr. Linneo, le puso como nombre genérico orchis a una orquídea y lo hizo en recuerdo de Teofrasto que había designado así a una planta que tenía en su raíz dos protuberancias, haciendo gala de una gran imaginación, las denominó: testículos, que es lo que significa orchis en griego.

Las flores de las orquídeas del viejo mundo son, generalmente, poco vistosas, lo contrario que las provenientes de la zonas tropicales y, en el año 1731 un almirante inglés consigue la floración de una orquídea del género Bletia, ello supuso un acontecimiento entre las clases pudientes y destaparon el inicio de una fiebre por el coleccionismo de estas plantas. Mucha gente, viendo negocio en el asunto, se dirigió a recolectar especímenes a los sitios más exóticos y, entre ellos, los había que no tenían el más mínimo escrúpulo no dudando en destruir un hábitat completo de orquídeas, incluso prendiendo fuego, se quedaban unos pocos ejemplares que, por fuerza, tenían que ser únicos con lo que disparaban el precio. Debemos también pensar que las plantas viajaban en bodegas de barcos de vela, es decir, una larga travesía en las condiciones más adversas por lo que no era nada raro que llegaran muertas.

Acontecieron situaciones rocambolescas, en 1818 un recolector de musgos, helechos y otras plantas nativas de Brasil, llamado Willian Swainson envió al Jardín Botánico de Glasgow unas orquídeas, estos, a su vez, cedieron unos ejemplares a un cultivador de nombre Willian Cattley que consiguió que florecieran en 1819, antes que las del propio jardín botánico, dada la belleza de esta flor que, además tenía un maravilloso aroma, se levantó un revuelo en el mundo del coleccionismo. En honor de Cattley, el botánico John Lindley la bautizó como Cattleya labiata. Las cosas se torcieron cuando todos los ejemplares murieron, pero lejos de amilanarse, botánicos de varios países intentaron recuperarlas. Empezaron por contactar con Swainson para que dijera donde las había encontrado, pero este buen hombre andaba “perdido” por las selvas de Nueva Zelanda, y nadie dio con su paradero. Decidieron buscar por la zona de Rio de Janeiro pues intuían que de allí procedían y, de hecho, el botánico George Gardner, dijo haber encontrado 15 ejemplares pero que había que actuar rápido porque se estaban desforestando los bosques para plantar café, pero resultó que estaba equivocado y había encontrado otra orquídea, al final apareció en Pernambuco, a cientos de kilómetros de Río. Solo habían transcurrido 71 años de búsqueda.

Phalaenopsis

Se conoce como orquídea mariposa y no está exento de razón pues su nombre, que tiene origen griego, “phalaine” que significa mariposa y “opsis”,es decir: parecido. Es, sin duda, la orquídea más conocida y cultivada actualmente y, en cierta medida, también lo merece pues es una planta agradecida dentro del grupo al que pertenece. Su área natural se localiza desde el Himalaya hasta Australia, pasando por el sudeste asiático. Viven sobre árboles siendo sus largas raíces las encargadas de absorber agua y nutrientes, por ello se cultivan en macetas transparentes, usándose la corteza de pino como sustrato.

Exposición: ubicaremos la planta en un sitio muy luminoso, evitando el sol directo.

Riego: suele ser la parte más delicada, una planta con exceso de agua es propensa a enfermedades fúngicas, la falta propicia la sequía. Cuando humedecemos las raíces de un Phalaenopsis, tornarán de color blanco a color verde, por esta razón no regaremos si las raíces están verdes pues significa que tiene agua suficiente, ayuda mucho el hecho de estar plantadas en tarros transparentes, pues podemos vigilar el estado de las raíces, también es importante su cultivo en corteza porque ayuda al drenaje, si tenemos un recipiente que recoja el sobrante de agua, lo vaciaremos cuando deje de escurrir.

Abonado: hay productos específicos para orquídeas, pero se puede usar cualquiera pero consideraremos la formulación, en los envases del abono tiene una inscripción N,P,K, nos indica la proporción de nitrógeno, fósforo y potasio, un valor alto en nitrógeno ayudará al crecimiento vegetativo, uno alto en fósforo a la floración.

Orquídea Vanda

Vanda

Su nombre proviene del sánscrito, presumiblemente por ser el nombre que le daban en la India. Tiene el mismo área de distribución que Phalaenopsis. Su crecimiento es monopodial, es decir, las hojas se disponen alrededor de un único tronco. En cultivo se presentan en vasos de cristal, o en cestas, sin ningún tipo de sustrato, y en los viveros de climas tropicales las tienen atadas a lo largo de un alambre o cuerda, vamos como un tendal de ropa.

Las cuidaremos igual que Phalaenopsis con la diferencia que si viene en un vaso de cristal regaremos echando agua en el mismo hasta cubrir las raíces, la dejaremos sobre media hora y luego vaciaremos el contenido, secamos el vaso e introducimos nuevamente la vanda.

Con el mismo tipo de cultivo encontramos la Ascocenda, que es un híbrido entre dos especies muy similares Vanda y Ascocentrum. Tanto es así que se venden con el nombre de Vanda.

Orquídea Cymbidium

Cymbidium

Es una de las orquídeas más populares y de las primeras en cultivarse en nuestro país. Se le conoce con el nombre de orquídea barco que es lo que significa su nombre científico, kumbos, en griego barco. Su lugar de origen ocupa India, Birmania, China, Japón y prosperan en sitios altos y fríos.

Al contrario que las anteriores su crecimiento es simpodial, las hojas partes de pseudobulbos y van ampliándose horizontalmente, cuando un pseudobulbo produce flor, nacerá de él uno nuevo que dará flor la temporada siguiente. Las flores salen en un racimo que puede alcanzar hasta un metro, dependiendo de la variedad, y muy utilizados como flor cortada.

Pueden ser epífitas, pero normalmente son terrestres y, dada su resistencia al frio, es mucho más fácil cuidarlas en exteriores, plantadas directamente en jardín o en maceteros en una terraza, se obtendrá una abundante floración, que va desde el invierno hasta bien entrada la primavera.

Necesitan mucha luz, aguantando el sol directo, que incluso agradecen en invierno. En cuanto al riego echaremos agua en abundancia, hasta empapar el sustrato y repetiremos la operación cuando este seque.

Orquídea Paphiopedilum

Paphiopedilum

Su nombre también procede del griego, paphos: Venus y pedilon: zapatilla, que es como se conoce vulgarmente.

Son orquídeas terrestres originarias de Birmania, China e islas del sudeste asiático.

Al igual que cymbidium es cultivada desde hace años y, como esta, tiene el crecimiento simpodial. Si las hojas son homogéneas las podemos plantar en exterior cuidando de que el sitio esté resguardado de las heladas. En interior necesita un sitio claro, sin sol directo, como sustrato admite la turba, el musgo o la corteza de pino. Si las hojas son dibujadas necesitan más calor y las exhibiremos dentro de casa.