ingeniería

Diego Patiño | Santiago Carro

estudio de ingeniería y arquitectura cotpa_

 

Vivendas eco sostenibles

El horizonte que nos ha marcado la covid19 es que absolutamente todo es susceptible de modificarse de un día para otro. La posibilidad de tener que vivir temporalmente encerrados en nuestras viviendas cada cierto tiempo se antoja cada vez más evidente. En este sentido, la tipología de las mismas influye decisivamente en la elección de las mismas; pierde fuelle disponer de una o más plazas de garaje, pero quien tiene una terraza o –a mayores– una zona ajardinada tiene un tesoro. Aquellos que tenían además un terreno esperando un "tiempo mejor" para sacarle rendimiento, ahora ya ha llegado ese momento. Construir su vivienda unifamiliar para lograr independencia, intimidad y autonomía es clave. El hándicap que para muchas personas siempre ha sido un freno es el tiempo de ejecución. Hasta ahora...

Y es que solicitar las correspondientes licencias de edificación y los casi 18 meses (si no hay contratiempos) para tener lista la casa es una espera que hace reflexionar si vale la pena realizar ese tremendo esfuerzo mental y, por momentos, físico. Por ello ya hay empresas que han sabido aprovechar esta oportunidad y fabrican casas a medida y en diversos materiales: acero, madera u hormigón, donde los plazos de ejecución del inmueble y entrega del mismo se reducen a unos pocos meses. Esa es, de entrada, la primera gran ventaja que pueden tener estas viviendas. En segundo lugar, el precio también es una "característica" del producto a tener en cuenta. En la actualidad hay viviendas en torno a los 100 metros cuadrados por debajo de los 50.000€ (costes de licencias, honorarios de arquitectos/aparejadores y coste del suelo aparte). En tercer lugar, la oferta de esta clase de viviendas ha empujado a que las empresas especializadas en esta tipología amplíen su catálogo de productos con determinadas variantes que hacen más personalizado el producto final.

Y si hay otra cualidad que, cada vez más a día de hoy, cobra más fuerza es contar con viviendas más eco sostenibles. Por supuesto, la cimentación de la vivienda se efectúa con hormigón en base al proyecto de edificación. Sin embargo, los cerramientos se efectúan con maderas y recubiertos con yesos ignífugos e impermeables e incluso se añade una lana mineral que sirve como barrera de vapor. Así, el aislamiento térmico queda más que garantizado. Uno de los principales problemas en la construcción residencial tradicional es la cantidad de desechos que se generan a pie de obra. En este caso que describimos, las piezas son montadas en fábrica y se van componiendo como un LEGO. En España hace más de una década el arquitecto Miguel Fisac ya patentó un sistema constructivo que denominó "arquitectura invertida" donde permitía levantar bloques de casas de hasta 8 alturas en menos de 11 meses. Esto lo lograba fabricando moldes de los cerramientos en hormigón y montándolos posteriormente en la obra.

Inherente a la categoría "eco" los inmuebles así fabricados velarán por contar con ventanas con doble acristalamiento y rotura de puente térmico, a ser posible con tecnologías que permitan optimizar el calor en invierno para calentar aún más las estancias; emplear sistemas de calefacción de baja temperatura y combinándolos -además con fuentes de energía renovables. Fisac por ejemplo establecía que en cada bloque de vivienda de 8 alturas se instalasen aljibes para que los jardines pudieran ser regados con agua de lluvia. Una importante medida de ahorro y evitar así el impacto de CO2 del edificio en la atmósfera.

Sin embargo, el principal caballo de batalla para lograr esa casa prefabricada eco sostenible es -de nuevo y siempre- la orientación de la misma. Sorprende, y mucho, observar cómo hay casas relativamente modernas que orientadas a norte reciben claridad pero no luz directa. La orientación más óptima de una vivienda es sur (sobre todo para aquellas viviendas situadas en el hemisferio norte o en climas no demasiado cálidos). ¿Qué se consigue con dicha orientación? Pues, y entre otras cosas, que el consumo energético pueda reducirse un 33% al recibir todas las estancias mucha más cantidad de luz solar; porcentaje que se puede incrementar empleando toldos y/o los ya citados sistemas inteligentes de cristales para retener calor en invierno y disipar en verano.