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Golf y COVID-19 (II)
En el anterior artículo del pasado mes de mayo, analizábamos las posibles consecuencias que la pandemia podría tener sobre el deporte del golf centrándonos principalmente en los clubs de socios, dejando para otro artículo la influencia que podría tener en campos públicos y campos turísticos, que a priori serán los grandes afectados por esta crisis.
Pasados tres meses desde la reapertura de los campos podemos comprobar que los clubs, tanto los de socios con cuota de entrada como los de socios accionistas, una vez superados los problemas generados por dos meses de cierre obligado por el confinamiento, han recuperado su actividad mejorando incluso los grados de ocupación de estos mismos meses en años anteriores. Los mejor gestionados, han aprovechado los meses de cierre para preparar sus campos como si de Augusta se tratara para la celebración del Master. Dos meses de trabajo bien planificado, son interrupciones por el paso de los jugadores, son una bendición para el campo.
La reapertura de los campos ha impuesto unos protocolos de obligado cumplimiento a los jugadores que han hecho que estos se refugien más en sus campos y clubs, que viajen menos y que como consecuencia inmediata de la suspensión de gran número de las pruebas de carácter nacional, participen más en competiciones locales, y aunque ha resultado más difícil encontrar sponsors, los clubs bien gestionados han sufrido menos la pérdida de esta importante ayuda.
Casi todo lo que ha minorizado el efecto negativo referente a los clubs, ha jugado en contra de los campos turísticos.
En el cuadro siguiente, recogemos, distribuidos por autonomías, los jugadores, campos y número de jugadores por campo en cada una de ellas.
De la observación del cuadro, vemos que las comunidades de Andalucía, Baleares, Canarias y Murcia, todas ellas por debajo de los 500 jugadores por campo y muy dependientes del turismo exterior son las que peor panorama tienen y probablemente sufrirán grandes problemas de no articularse ayudas importantes en defensa de las empresas turísticas en general.
Por debajo también de los 500 federados por campo están Asturias, Castilla la Mancha, Castilla y León y Extremadura. Ninguna de ellas tiene una dependencia significativa del turismo exterior y tanto las dos Castillas como Extremadura seguirán, por cuestión de proximidad, nutriéndose principalmente de jugadores procedentes de Madrid, cuyos campos normalmente están saturados.
La incógnita es la repercusión que la crisis económica y sanitaria pueda tener en la disminución del número de licencias, que puede ser muy importante, y como esta disminución puede alterar el cuadro anterior.
Por lo que se refiere a Galicia, a poco bien que se hagan las cosas, la situación debe mantenerse. El turista que viene a jugar al golf a Galicia lo hace con unos objetivos muy claros y busca no solo golf , también gastronomía, paisaje, playas y arte y en este sentido esta realizando una gran labor la Secretaria Xeral de Turismo.
El golf ha cambiado, se acabaron los tiempos de bonanza en los que era suficiente abrir los campos o anunciar un torneo para producir listas de espera. Ahora hay que buscar al jugador, atraerlo con ofertas complementarias y sobre todo darle un buen servicio.