Los Castillos de Vigo
Estimado lector, aprovechando la oportunidad que se me presenta a través de esta publicación, me gustaría dar a conocer un poco más, parte del patrimonio histórico y arquitectónico de nuestra Ciudad, que ha sufrido y sufre el ataque, sorprendentemente de las instituciones que deben protegerlo, como es el caso del Ayuntamiento con su actuación sobre la Puerta del Sol y la avenida de José Elduayen, con el túnel que quieren llevar a cabo.
Como ya escribí aquí, teniendo en cuenta la puesta en marcha de la urbanización del Barrio del Cura, se debería estudiar una fórmula para dar mejor salida a la avenida del Conde de Torrecedeira y a la avenida de Policarpo Sanz, aprovechando para peatonalizar y devolver a la Ciudad el espacio urbano de la Puerta del Sol, Elduayen y el Paseo de Alfonso XII, una oportunidad única para crear una gran área peatonal en el centro de la cuidad y que sirva de nexo de unión entre la zona alta del Casco Vello (Plaza de Argüelles, Herrería, Subida o Castelo) y la zona baja del Casco Vello (Plaza de la Princesa, Colegiata, etc.) una zona peatonal desde la Farola de Urzáiz hasta el mirador de Alfonso XII.
Desgraciadamente no es la primera vez que el Ayuntamiento, en nombre del progreso, agrede el patrimonio histórico y arquitectónico de nuestra ciudad, como es el caso del Castillo o Fortaleza de San Sebastián, del cual apenas quedan un par de baluartes en pie, por que se derribó para construir la actual Casa Consistorial.
Si, quizás muchos no lo sepan y solo conozcan el castillo del Castro, pero en Vigo había otra fortaleza más, San Sebastián y según se cuenta unidas ambas por pasadizos subterráneos.
Los proyectos de fortificar Vigo se remontan al siglo XVI, pero esto no significa que con anterioridad no existiesen otro tipo de fortificaciones.
La posición estratégica de Vigo, la ha convertido en bocado agradable a todos los enemigos de las más altas instancias a lo largo de la historia, desde las luchas entre el arzobispo Gelmírez con Don Pedro de Sotomayor (Pedro Madruga); hasta las luchas entre el incipiente reino de Portugal y el reino de España, o la invasión del mismo por Napoleón; las fortificaciones de Vigo han jugado un papel muy importante en la historia de la ciudad, que le han valido los títulos de "Fiel, Valerosa y Siempre Benéfica Ciudad de Vigo" que rezan en el escudo de la ciudad. En el mismo, se hace referencia a la importancia de los castillos en la historia de la ciudad, ya que un castillo y un olivo "el olivo" bajo una corona, lo conforman.
Las primeras edificaciones de arquitectura militar de que se tienen noticia en Vigo, las constituían los castillos de Teis, en el monte de la Guía y el del Penso (Penço). Estos pertenecían a la mitra compostelana, al igual que la población y fueron derribados, el primero por el levantamiento Irmandiño (1466-67) y el segundo, posiblemente, en cumplimiento del decreto de los Reyes Católicos entre 1480 y 1482, para las fortalezas que no cumplieran determinados requisitos. En su lugar se construyeron sendas capillas, que también fueron demolidas no hace mucho tiempo.
Dado el auge económico vigués a mediados del siglo XVI con el consiguiente aumento de la población, se llegó a la conclusión de que Vigo necesitaba unas defensas que le proporcionasen protección inmediata a un ataque de piratería, para ello el cabildo vigués solicitó imponer una sisa o impuesto para reunir cinco mil ducados para la construcción de dos fuertes para defender el puerto. Por Cédula Real de 6 de diciembre de 1561 se comisionó al capitán de trincheras Juan Zorita que pasase por Vigo para reconocer el proyecto de la construcción de dos baluartes propuestos por la villa.
En el dibujo más antiguo de Vigo, hallado entre documentos y papeles del año 1597 del Archivo General de Simancas, donde se representa a modo de vista aérea como era al villa a finales del XVI, no se observa ni se especifica defensa alguna, el autor en una esquina escribe "Enesta villa de Vigo ay cincopieças de hyerro labrado, son perdidas que no tienen adreço ni ellas valen nada".
Por una carta del Duque de Ciudad Real, Conde de Aramayona de 1625, se sabe que Vigo disponía de una atalaya de vigilancia en lo alto del Castro y que no existía ya artillería alguna en la villa.
Vigo, se convirtió en plaza fortificada con motivo de la guerra de Restauración Portuguesa (1640-1668), en las que enfrentadas España y Portugal, los portugueses invadieron y se establecieron en tierras gallegas, fortificándose en dos ocasiones: en Salvaterra y Goián.
También se temía una invasión naval anglo-portuguesa en la ría, por estar Inglaterra aliada con Portugal. Hasta entonces y desde finales del siglo XV, Vigo y su ría estuvieron supeditadas a la insuficiente defensa que podía aportar Baiona, que se fortificó en Monterreal por orden de los Reyes Católicos.
Ni la invasión de la flota inglesa al mando de Francis Drake en 1585 en la ría de Vigo, ni el incendio y arrasamiento de 270 casas de las 500 que poseía la villa en junio de 1589 por el mismo marino, ni el ataque de navíos turcos en 1617, motivaron a los monarcas españoles el establecimiento de unas adecuadas defensas para una villa y un puerto natural considerado de los mejores del mundo y que ambicionaron siempre Inglaterra, Portugal e incluso Francia.
En el año 1665 Vigo pasó de ser una villa abierta a cualquier invasión a constituir una plaza militar. En el período comprendido entre los años 1656 a 1665, pues a finales de 1665, el ejército portugués, en unas de sus correrías llegó a las mismas puertas de Vigo sin atreverse al enfrentamiento y conformándose con saquear y quemar las villas de Bouzas y O Porriño.
Actualmente solo el Castro conserva su fisonomía, ya que del Castillo de San Sebastián, solo se conserva una pequeña parte de las murallas, ya que fue derribado para construir la nueva casa consistorial, localizada en el campo de Granada. La batería de A Laxe no existe en la actualidad, ya que fue derribada por la necesidad de abrir una vía entre el primer ensanche, el Arenal y demás barrios de extramuros con la Villa de Bouzas, que siendo ayuntamiento independiente, será absorbido por el crecimiento de Vigo pasando a desaparecer para formar parte del de Vigo.
Mientras la Fortaleza del Castro, estuvo funcionando como instalación militar, las laderas del Castro no tenían árboles y las murallas eras visibles, tras su cesión a la Ciudad, se procedió a plantar la masa arbórea que podemos observar en este momento. En la actualidad, existe una propuesta, para eliminar parte de los árboles existentes, para “redescubrir” las murallas, complementando dicha actuación la instalación de una iluminación monumental de las mismas.
También en los últimos años, se han llevado actuaciones para recuperar el estado original de dichas murallas, como el derribo del restaurante El Castillo, que se había construido adosado a las murallas del castillo.