Acondicionamiento de nave para oficinas marítimo pesqueras
ArquitectosJordi Castro Andrade María Pilar González Ferro Castroferro Arquitectos PromotorAutoridad Portuaria de VigoConstructorMisturas Obras e Proxectos, S.A. |
Estado original del edificio
Después de los años vividos por este país, una de las tareas que queda pendiente es la redefinición de numerosos edificios que quedaron en un estado de limbo, acercándose a ser considerados una suerte de ruinas modernas.
Este edificio en el que debemos actuar tiene esa plena condición.
Una antigua y frágil nave de rederos construida en 1970 con proyecto del Ingeniero Joaquin Pérez Bellod decidió convertirse en el año 2010 en un edificio dedicado a restauración y museo.
Fue sometida a una fuerte intervención donde se eliminó todo resto de sus fachadas originales. En su zona norte, acompañando a la demolición del cerramiento, se construyen cuatro vuelos metálicos anclados a la esbelta estructura original. El resto de fachadas también son demolidas y materializadas con una composición netamente opaca con acabado cerámico de tono gris, alejando por completo la retícula vidriada que originalmente daba imagen a la nave de rederos.
Dicha obra de acondicionamiento se paraliza y es con estas bases con las que, una década después, se deciden reiniciar los trabajos.
Memoria del proyecto
Con esta situación de partida, y teniendo en cuenta el uso que le va a ser asignado de Oficinas de uso Marítimo-Pesquero, la propuesta de intervención ahonda en una ordenación interior de la nave que permita la ocupación secuenciada de los diferentes espacios destinados a oficinas, contando con unas zonas comunes de servicios que permita romper la linealidad del pasillo de acceso a las misma.
Los dos accesos principales a la edificación son tomados como un lugar de recepción del edificio mostrando su antigua y rotunda estructura de hormigón armado en doble altura que recibe al usuario o visitante acompañando de un amplio ventanal con esas vistas hacia el puerto pesquero de Vigo.
El doble acceso permite estructurar los usos para que uno de ellos, sirva única y exclusivamente a las oficinas y el otro, de acceso tanto al ITF (Federación internacional de Trabajadores del Transporte) así como al Centro de Apoyo al Marino, cuyo uso es completamente independiente del de las oficinas propiamente dicho.
Así, en planta baja, por un lado se resuelve un área de acceso y 7 oficinas de una superficie que ronda los 50m2, y por otro lado el área destinada al ITF y en planta alta, se resuelven el resto de oficinas y el Centro de Apoyo al Marino.
Material del edificio
Ha resultado este uno de esos proyectos donde se debe tener la premisa presente de tratar de hacer del defecto una virtud. Tratar de gestionar en apoyo del edificio los trabajos previos efectuados. Es por eso que, manteniendo el antiguo aplacado cerámico gris, se redefinen los huecos horadados sobre estas las fachadas opacas, tratándolos como recortes en las mismas y forzando así el contraste con la fachada hacia el mar que se trata como una fachada vidriada simplemente tamizada con una secuencia de cartelas acabadas en grafito buscando una relación de definición de una plaza de agua de la ciudad en conjunto con el colindante edificio de A Laxe.En el interior, se busca una exaltación de la estructura original de hormigón armado, contrasta con toda la tabiquería de roble que busca dotar de la confortabilidad adecuada a las oficinas que alberga.