Editorial
En España, y en Galicia en menor medida, el mercado de la vivienda ha iniciado una innegable recuperación y está consiguiendo remontar su actividad.
Pero a pesar de ello, no podemos afirmar de una manera clara que la recuperación del mercado de la vivienda sea ya un hecho en Vigo y Pontevedra, con las consecuencias que implica en el sector de la construcción; parece que seremos los últimos en incorporarse a la recuperación tras la crisis económica.
Esta tendencia alcista, y por tanto la esperada recuperación del mercado de la vivienda, del sector de la construcción y de la rentabilidad de la inversión inmobiliaria, no responde en ciudades sin planeamiento urbanístico adaptado, y con una evidente inseguridad jurídica. Es necesaria la estabilidad, certidumbre y confianza que nos van a permitir afrontar el futuro inmediato con más y mejores oportunidades para todos.
El número de compraventas superó las 140.000 unidades en el segundo trimestre del año, remontando a valores del año 2010. Se trata, por tanto, del segundo mejor trimestre desde hace seis años.
Una tendencia positiva que también se ha visto plasmada en los datos que ofrece el Instituto Nacional de Estadística (INE), que cifra en 40.000 las viviendas transmitidas en el mes de agosto, lo que supone un incremento del 16% respecto al mismo mes de 2016.
El crecimiento no se ha dado sólo en el número de transacciones sino también en el precio medio del metro cuadrado de vivienda libre y ya son nueve los trimestres consecutivos en los que el precio de la vivienda experimenta un crecimiento moderado.
Ha crecido también la actividad en el mercado de suelo urbano y el alquiler ha ido ganando cuota de mercado. Asimismo, la rehabilitación también está creciendo a un ritmo notable y el presupuesto de ejecución para este tipo de obras alcanzó en 2016 los 2.841 millones de euros, el valor más alto de los últimos cinco años, según la información de visados de dirección de obra.
Y las previsiones que maneja el sector son igualmente positivas para el cierre del año, las perspectivas son positivas para los visados de proyectos, siendo ya muy reducido el excedente de vivienda en algunas de las localizaciones de mayor demanda.
En definitiva, el sector inmobiliario ha experimentado una profunda transformación durante estas dos décadas de cambio y ha aprendido las lecciones de la crisis, que a buen seguro le permitirán afrontar un futuro mucho más sostenible, equilibrado y adaptado a las necesidades de los ciudadanos. Pero, una vez más, desde APROIN solicitamos que las administraciones y poderes públicos, dando cumplimiento al mandato constitucional, afronten la aprobación de los necesarios instrumentos urbanísticos en condiciones de vigencia, ajustados a la realidad y con garantía de seguridad jurídica.