domótica
En un contexto en el que la tecnología avanza a ritmo galopante y las exigencias de los compradores de viviendas son más que elevadas en lo que se refiere a garantías de confort y calidad, las nuevas construcciones o promociones no solo deben diferenciarse de su competencia, sino también de sus fases anteriores.
Esta conclusión deriva en una acción fundamental: la búsqueda de cualquier complemento que aporte valor es, en todo momento, prioridad, ya sea por la inercia de las mejoras en serie o por añadir personalizaciones. En este punto, la domótica cobra un papel fundamental.
Incluir domótica o tecnología para convertir los edificios en construcciones eficientes, hace que los usuarios las perciban como construcciones de valor. Su uso cobra cada vez más protagonismo, no solo en las nuevas generaciones, sino también en las más antiguas. Se arraiga a la vida, y permite que cada usuario disfrute de su hogar a su medida, aplicando sus gustos y condiciones.
Un perfecto ejemplo de personalización, que cada vez está más integrado en la domótica, es el control de la climatización.
De la misma forma que evolucionan los vehículos con climatizadores bizona, no se concibe ya una vivienda en la que la climatización no se controle por estancias, con un termostato en cada habitación. La normativa, además, apoya esta demanda generalizada por parte de los compradores. Y es que el Reglamento de las Instalaciones Térmicas de los Edificios (RITE), apunta la obligatoriedad del control del aire acondicionado y la calefacción por estancias, persiguiendo esto un principal objetivo que va más allá de asegurar bienestar: lograr una eficiencia energética real reduciendo al mínimo el consumo energético por climatización y, como consecuencia, mitigar las emisiones de CO2 que se acumulan en la atmósfera.
Además, utilizar en cada momento de forma exclusiva los equipos en las zonas ocupadas y con la potencia necesaria, no solo influye en la reducción del consumo energético, sino también en la disminución de la potencia instalada. La climatización zonificada logra el máximo rendimiento de los equipos, por lo que estos consiguen aportar mayor grado de confort con menos potencia y, a menor potencia, menor consumo.
La automatización o la llegada de la domótica al sector residencial, más conocido como ‘hogar inteligente’ o ‘smart home’, ha vivido una positiva evolución en los últimos años. Estas soluciones de tecnología puntera se conciben como casi imprescindibles para lograr los objetivos fundamentales que priorizan los usuarios a la hora de invertir en una vivienda: alcanzar confort, eficiencia, seguridad y personalización.
Conseguir estos objetivos es tarea fácil con soluciones como las de Airzone, ya que su gama de productos, según demuestra el ‘Informe sobre el modelo de zonificación Airzone y su comparación con un sistema no zonificado’, logra reducir el consumo de energía hasta un 64 % y garantiza que todos los usuarios de un edificio permanezcan un 95 % del tiempo a la temperatura elegida.
La calidad de aire, por su parte, es otro de sus puntos fuertes, ya que las soluciones Airzone reducen el número de partículas nocivas de los espacios cerrados.
Por estas razones, la demanda de las soluciones de regulación y control, que se integran en los principales sistemas y protocolos domóticos como KNX, Zigbee y ZWave, y que permiten el manejo 100 % remoto a través del móvil, ha crecido un 20 % respecto al año 2023, según datos contrastados por Airzone.
En definitiva, las tecnologías que favorecen la gestión personalizada de las instalaciones como luces, persianas o la climatización, están en auge por aportar, de forma indiscutible, un gran valor a las nuevas construcciones.