medio ambiente

 

Cómo gestionar el consumo de energía en la construcción

La mayor parte de la energía que consumimos hoy en día, procede de la utilización de fuentes de energía agotables, normalmente procedentes de derivados del petróleo o del carbón. La combustión de estos comporta emisiones de gases perjudiciales, como el CO2, que son el origen del cambio climático.

El sector de la construcción no es ajeno a ello, para el desarrollo de sus actividades consume gran cantidad de combustible (funcionamiento de maquinaria y vehículos, generación de energía eléctrica para uso de equipos, etc.) y de electricidad (uso de equipos y oficinas).

Las medidas para incrementar la eficiencia, así como la utilización de energías renovables, pueden disminuir la dependencia de energía generada con combustibles fósiles.

Las energías renovables proceden de fuentes de energía que no se agotan, haciendo que disminuya la factura medioambiental que comportan las necesidades energéticas.

Las energías renovables más conocidas son:

Eólica: es la energía obtenida del viento, utilizada antiguamente en los molinos y hoy en día para la generación de electricidad, es la más eficiente de todas las energía renovables.

Hídrica: aprovecha la fuerza del agua para generar energía eléctrica. Es un recurso limpio y renovable, cuyo uso tiene un bajo impacto ambiental y es la más usada.

Solar: aprovecha la radiación del sol para la obtención de electricidad y calor. Existen dos tipos de instalaciones, las fotovoltaicas, útiles en las zonas aisladas donde no llegan las líneas eléctricas y precisan de un acumulador de energía, y las de energía solar térmica que se usan en viviendas para generación de agua caliente, calefacción, climatización de piscinas, etc.

Geotérmica: energía obtenida del vapor procedente del interior de la tierra que se transmite a la superficie.

Biomasa: el uso de materia orgánica renovable de origen vegetal, (forestal y cultivos energéticos a partir de explotaciones agrícolas), animal (biogás, a partir de la digestión anaeróbica de efluentes agroalimentarios, y residuos), o procedente de su transformación (biocarburantes, se obtienen combustibles líquidos que disminuyen las emisiones de CO2); que se usa principalmente para la obtención de energía térmica, eléctrica y biocarburantes (combustibles líquidos que disminuyen las emisiones de CO2).

Según la Guía de Buenas Prácticas Medioambientales de la Cámara de Santiago de Compostela debemos:

  • Registrar y monitorear el consumo de energía, llevando un registro mensual del consumo de energía según el origen que tenga (gasoil, electricidad,...) y su coste, con el fin de conocer la eficiencia en el consumo de energía.
  • Instalar medidas de reducción de consumo de energía, aprovechando al máximo la iluminación natural; controlar que cada zona tenga una iluminación acorde a sus necesidades y usar bombillas de bajo consumo o bombillas halógenas. En zonas de frecuente encendido y apagado no conviene usar fluorescentes es mejor instalar interruptores con temporizador en las zonas de servicios, vestuarios, etc.
  • Revisión y mantenimiento de las instalaciones, es conveniente establecer un programa de revisión y mantenimiento de las instalaciones.
    Las instalaciones de calefacción y aire acondicionado centralizadas son preferibles a las individuales, ya que permiten un ahorro de energía y económico en su mantenimiento. Tampoco se debe sobrecargar la instalación eléctrica con contactos múltiples y hay que evitar el uso de extensiones.
    La instalación de doble ventanal reducirá el consumo de calefacción y aire acondicionado, la diferencia de temperatura entre el interior y exterior no debe ser superior a 10ºC.
  • Eficiencia energética en el uso de maquinaria y equipos de obra. Será conveniente, en la medida de los posible, usar biocarburantes para el uso de vehículos y maquinaria. Los vehículos a gasóleo para una misma potencia consumen hasta un 25% menos de combustible que uno de gasolina.

Se debe optimizar los desplazamientos de la maquinaria, ajustar las cargas a la capacidad del vehículo y utilizar aquella ruta que permita una conducción eficiente.