Cidade da Xustiza de Vigo

El antiguo Hospital Xeral de Vigo –nacido en la década de los años 50 como Residencia Hospitalaria Almirante Vierna– volverá a ser un edificio activo siete años después del cese de su actividad sanitaria, si bien es cierto que lo hará con una finalidad totalmente distinta a la original. Tras una profunda remodelación y con una inversión superior a los 40 millones de euros, se reconvierte en la Cidade da Xustiza, y pasará a aglutinar en una misma sede 38 juzgados, 2 salas de la Audiencia, las dependencias de la Fiscalía y los servicios judiciales necesarios.

La obra, adjudicada al arquitecto Alfonso Penela, supuso una profunda reestructuración de los espacios tanto interiores como exteriores recuperando, en estos últimos, el aspecto que lucía el edificio cuando entró en funcionamiento en el pasado siglo, abandonando, afortunadamente, una más que cuestionable fachada trasventilada de color verde y recuperando el blanco original.

Deja la Justicia, por tanto, sus sedes de la calle Lalín para centralizar todo en un mismo espacio en aras de la funcionalidad y comodidad. Más de 500 trabajadores llenarán, dentro de un año –momento en que se espera que esté plenamente operativo– la sede de los nuevos juzgados ocupando los más de 44.000 metros cuadrados útiles y que contará, incluso con una escuela infantil, lo que permitirá la conciliación familiar y laboral de los trabajadores de la nueva Ciudad de la Justicia.

La idea de un proyecto

Decía Alvar Aalto que "los edificios Institucionales deberían ser blancos”. Era una declaración de estética, pero, sobre todo, de Ética.

Todo edificio, y mucho más aquél que acoge una institución tan importante, debe transmitir dignidad y hacer ciudad, siendo tan importante lo que es como lo que induce.

Las fotos históricas del edificio primigenio, abstrayéndonos del contexto real, nos retrotraen al Chicago o Manhattan de los años 30, donde la Arquitectura se manifiesta con toda su nueva potencia y dignidad.

En el momento de inicio, el conjunto de edificios escondía esa potencialidad y dignidad, en aquel momento oculta o ahogada y que, como ave fénix, deseábamos que volviese a estar.

Estos grandes edificios caracterizaban la ciudad y solían ir asociados a un espacio público, una plaza, el espacio público por antonomasia.

Crear una plaza que acoja con dignidad la institución y, como reflejo, un edificio que dignifique la plaza que lo acoge, es uno de los objetivos prioritarios.

Para conseguir estos deseos hubo que limpiar, limpiar, limpiar…, oxigenar todo el ámbito. Limpiar hasta reafirmar y recuperar la arquitectura nítida de la torre y la planta en H.

Se realizaron derribos selectivos, algunos inevitables como el bloque curvo. Retirar la máscara del forro de cobre de la torre que tanto penalizaba el edificio, estructural y estéticamente, y se restañaron las heridas.

Después, una actitud serena y de respeto con el lenguaje de la torre disciplina el ritmo compositivo, con matices, para recuperar así la unidad plástica del conjunto.

Esta limpieza y oxigenación permitió entonces que la planta apareciera.

La plaza nos acoge y guía penetrado en el edificio como una prolongación natural de esta y crea el vestíbulo.

Se cruzan adecuadamente los tiempos sin renunciar a la contemporaneidad, buscando ese lugar de encuentro en la sobriedad y en la austeridad, donde casi siempre está la elegancia, que nos devuelve la dignidad.

Una de las decisiones más oportunas del proyecto fue la de crear un entronque con un único plano de pendiente al 4 % entre la calle Vázquez Varela y Padre Feijóo, construyendo una nueva plaza. Las llegadas peatonales se hacen así directamente a cota, de modo que la plaza nos acoge y nos guía.

A partir aquí, todas las circulaciones y accesos se hacen nítidos, confortables y elegantes.

El plano de plaza se prolonga en el vestíbulo del edificio, creándose una calle interior central que conecta la plaza con la calle Vázquez Varela.”

Organización de programa

La Ciudad de la Justicia se compone de cinco volúmenes relacionados.

El CUERPO PRINCIPAL o edificio histórico, que a su vez se divide en tres zonas, según su grado de apertura al público:

La torre y la última planta de la hache, donde se encuentran las oficinas de Fiscalía, Audiencia Provincial y Juzgados, de uso principalmente administrativo y escasa afluencia de público.

Las plantas 01 y 03 de la hache, donde se encuentran las salas de vistas, y por tanto tienen un carácter más público, a pesar de que mantienen una zona restringida.

La planta 00 de las haches, con dependencias como el IMELGA y la Policía Judicial, y un nivel de apertura intermedio.

El edificio del ANEXO, en cuyas plantas bajas se alojan usos que requieren de inmediatez, mientras que las plantas altas albergan usos internos. Los usos que requieren inmediatez son los juzgados de violencia de género, situado media planta por encima del vestíbulo general, y, media planta por debajo, el juzgado de guardia.

Los dos juzgados de violencia de género comparten una sala de vistas independizada del resto, cuyas esclusas se han diseñado para evitar los cruces de circulaciones entre víctima y acusado.

El juzgado de guardia tiene su entrada principal en la calle Pizarro, siendo su acceso desde el vestíbulo general el destinado al uso interno.

El VOLUMEN DE UNIÓN, que conecta los dos edificios anteriores. Además de servir de pieza de unión, este volumen contiene una sala de vistas de gran tamaño que, junto a todas sus dependencias anexas, está orientada a los juicios con jurado popular o con gran número de letrados.

BAJORRASANTE, en las plantas -01 y -02, ubicada bajo la plaza, el edificio del anexo, el volumen de unión y parte de las H, se proyectan dos plantas para aparcamiento, de uso exclusivo para los trabajadores, salas de instalaciones y archivo general.

La GUARDERÍA, que comparte estructura con el sótano, cuenta con 3 aulas para niños de 0-1, 1-2 y 2-3 años, zonas de juego y usos múltiples, dependencias auxiliares y patio de juegos.

En el complejo judicial se integran diferentes usos relacionados entre sí, pero con muy distintos niveles de apertura hacia el usuario. Los usuarios del edificio se pueden clasificar en visitantes, trabajadores y detenidos. Además, dentro de los visitantes, se encuentran las diferentes personas implicadas en procesos judiciales (víctimas, acusados, testigos, etc.). Se producen tres tipos de recorridos que se cruzan de forma controlada, cada uno de ellos destinados a diferentes tipos de usuario.

Características de los diferentes espacios

Espacios de uso administrativo

Las exigencias del programa, y las propias características geométricas del edificio existente, devienen en una organización de los diferentes despachos mediante largos corredores con dependencias a ambos lados. Para dotar de fluidez espacial a estas plantas, los tabiques divisorios entre despachos y pasillos no se llevan a techo, si no que se rematan con un vidrio a partir de la altura de las puertas. Así se consigue mayor transparencia y luminosidad.

Por otra parte, aprovechando la accesibilidad de los pasillos, y dotándolos de una funcionalidad más allá de la de meros hilos conectores, con los tabiques que no llegan a techo se conforman unas particiones-mueble situadas bajo los vidrios. De esta forma, desde los pasillos de distribución se accede a una gran superficie de almacenamiento de documentos.

Sala de vistas

Pasa acceder a las salas de vistas existirán, tres circuitos de circulación claramente diferenciados y sin cruzamientos no controlados:

  1. Pasillos de circulación interna de jueces y funcionarios.
  2. Corredor público, desde el que se puede acceder directamente a la sala, generalmente como espectador, o a través del filtro de las salas de espera para testigos, víctima y /o acusados, también llamadas esclusas.
  3. Circuito que, mediante ascensores directos o pasillos, conectan los calabozos y área policial con esclusas previas a las salas específicas para detenidos.

Las salas de vistas tendrán generalmente doble altura y luz natural, empleando de nuevo la solución de la partición vidriada en la parte alta de los paramentos, aunque aquí los vidrios tendrán la altura de una planta. Se busca la intimidad a la vez que captar la mayor luz natural posible de los corredores que sí tienen ventana directa al exterior. Éstos también tienen doble altura, aunque los de uso restringido se dividen con una pasarela enrejada para mantenimiento de instalaciones y control de iluminación cenital.

A las salas de vistas de altura simple se las dota con una de sus particiones verticales en forma de muro cortina interior, transparente hacia los recorridos restringidos, que a su vez tienen vistas hacia los patios ajardinados del cuerpo en hache.