Aproin Digital 160 / Premio Gallego de Rehabilitación  

Premio Gallego de Rehabilitación

Intervención en bodega y área enoturística destinada a la celebración de eventos

Arquitectos

Oficina de Arquitectura, Urbanismo y Planificación, S.L.P.

Juan Antonio Caridad Graña

Isidro López Yáñez

Fotografía

Wifre Meléndrez

El conjunto del Pazo de Toubes se encuentra ubicado en el lugar de Riobó,parroquia de San Miguel de Osmo, ayuntamiento de Cenlle y comarca de O Ribeiro. En Ourense. Muchas organizaciones territoriales, mucha historia, muchas vidas individuales y muchos paisajes superpuestos.

Las edificaciones centrales, muy alteradas, databan del siglo XVIII. Tenían nombre: “Pazo de los Toubes” o “Casa do Outeiro”. Ya el Marqués de la Ensenada lo recogía en su catastro…una casa en un alto, con su cocina, caballeriza y bodega terrena en el lugar de Outeiro. Y todo entre viñas y socalcos, dominando el valle del Avia, al que desde la Casa Grande, llegaba el agua de un regato innominado pero construido con sillares de granito. ¡Si don Alvaro Cunqueiro levantara cabeza… llamarle a un río en Galicia innominado! El lugar tenía Memoria cuando llegamos. Era imprescindible escucharla. Hablaba de piedra, de agua y de vid. Olía a vino y a viñedo. La Casa Grande, la bodega y el lagar constituían el centro de la parcela pacega. Pequeños elementos de valor arquitectónico, pontellas, muros, fuentes, escudos…, esculpidos o labrados mostraban un paisaje culto, duro pero amable.

El Plan General con buen criterio, había establecido unas pocas reglas para que lo que se hiciese, se hiciese con sentidiño. La gente de Viña Costeira confió en nosotros para intervenir y ante esto sólo cabía actuar con responsabilidad, utilizando el oficio de Arquitecto como herramienta. Ya se habían llevado adelante algunas actuaciones entonces, la consolidación inacabada de parte de la bodega, la construcción de nuevos socalcos que contrastaban con los tradicionales.

El estado constructivo del conjunto era deficiente, amenazaba ruina y lo que era más preocupante, amenazaba pérdida. Contábamos con un buen aparejador, ─qué palabra tan importante esa de aparejar─, y operarios que conocían su oficio. Eran datos que había que asumir o aprovechar. La Cooperativa quería rehabilitar el conjunto y dotarlo de nueva actividad. Una restauración sin uso no es sostenible. El planteamiento, nos pareció adecuado, sensato. Inicialmente se trató más de una estrategia que de un proyecto arquitectónico: acometer la actuación con carácter global, pero desde lo fragmentario para hacerla sostenible. A partir de ahí se definió el programa.

Se trataba de integrar la convivencia del uso productivo vinculado al vino, con otros usos complementarios, en especial el enoturístico; recuperar la bodega tradicional como espacio de maduración y cata; recuperar también, el entorno de esta bodega para su funcionamiento integrado en el conjunto; limpiar y ordenar los socalcos en producción próximos a lo edificado y hacerlos accesibles, para que nuevos usuarios pudiesen disfrutarlos en convivencia con los usos productivos; se necesitaba, como condición indispensable, generar un espacio de amplias dimensiones para la celebración de eventos, que permitiese mantener económicamente la actuación, sin violentar el paisaje; era imprescindible la consolidación de las edificaciones del Pazo de las que se disponía, para preservar sus características constructivas, y poder actuar sobre ellas en el futuro.

La idea de proyecto fue completar el lugar, plegarse a él y a su Memoria y dar respuesta ordenada a las funciones que debían producirse. Los materiales y las técnicas constructivas debían ser las adecuadas a cada actuación; tradicionales o contemporáneas según el caso.